Los hechos comprueban que Haití fue tomada en cuestión de días, a partir de aquel fatídico 3 de marzo en el que se confirmó la toma de las instituciones haitianas y reinó el caos en las calles de la capital Puerto Príncipe. Pero los líderes de las violentas revueltas y sus ejércitos rebeldes —las pandillas haitianas— llevaban ya mucho tiempo reclutando a jóvenes disidentes, promulgando mensajes para desestabilizar a un gobierno de por sí decrépito y desnudando a lo que ellos han llamado el enemigo común de los pobres: el gobierno y las élites que, supuestamente, lo manejan. La ausencia del entonces primer ministro Ariel Henry a finales de febrero por un viaje oficial a Kenia, provocó que las pandillas...
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