A pesar de los avances de la neurociencia, aún nos enfrentamos a un vasto territorio de incertidumbre en lo que respecta a la actividad cerebral durante el sueño.
Aunque hay numerosos interrogantes sin respuesta, la ciencia dio a luz algunas cuestiones. Una de ellas es por qué solemos olvidar nuestros sueños al despertar.
Contrario a las interpretaciones psicoanalíticas de Sigmund Freud, que sugerían que los sueños eran manifestaciones distorsionadas de nuestros deseos inconscientes, las nuevas corrientes científicas proponen otras explicaciones para abordar el misterio de por qué soñamos.
En la hipótesis clínico-anatómica de los sueños, se plantea que estos se originan a partir de estímulos externos durante el sueño, así como de recuerdos y otros estímulos internos, como dolores físicos o la necesidad de ir al baño.
Durante el sueño, áreas del cerebro como la corteza motora y el córtex prefrontal, responsables del control del movimiento y del pensamiento, respectivamente, se encuentran desactivadas.
Sin embargo, el hipotálamo, el área del cerebro encargada de regular las emociones, permanece activa. Esto conduce a la generación de sueños que son pensamientos sin filtro sobre los estímulos cerebrales, desencadenando emociones que carecen de coherencia lógica, debido a la falta de coordinación de los pensamientos.
Por otro lado, la hipótesis de activación-síntesis, formulada por psiquiatras de la Universidad de Harvard, postula que los sueños surgen como intentos del córtex prefrontal por interpretar la actividad neuronal durante el sueño.
Sin embargo, al estar esta área desactivada durante el sueño, se generan narrativas oníricas carentes de sentido. Actualmente, esta última teoría es la más respaldada por los expertos.
Existe una certeza, todos soñamos. Sin embargo, ¿por qué algunas personas recuerdan vivamente sus sueños al despertar, mientras que otras apenas retienen fragmentos o ninguno? La ciencia dio un paso adelante en la búsqueda de respuestas.
Un estudio realizado por la revista especializada Cerebral Cortex analizó los patrones cerebrales de dos grupos: aquellos que recordaban sus sueños y aquellos que no.
Se descubrió que el grupo quien recordaba tenía una actividad mayor en el córtex prefrontal, encargado de procesar estímulos, tanto durante el sueño como en estado de vigilia, en comparación con el grupo que olvidaba sus sueños.
Este hallazgo sugiere que las personas que recuerdan más sus sueños tienden a despertarse con mayor frecuencia durante la noche y a estar más conscientes de su entorno mientras duermen. Estas personas tienen la capacidad para registrar y retener los sueños en su memoria.