Con llamamiento de Miguel Santalices, reelegido presidente, en pro de la «paz mundial», ha echado a andar este mediodía en el Pazo do Hórreo la XII legislatura de la Cámara gallega. La primera de la 'era Rueda'. La continuidad de Santalices la había adelantado el PP la víspera. En cuanto ha tomado posesión de la palabra, constituida la Mesa, ha sido inevitable percibir una sensación de familiaridad, de que el Parlamento autonómico retomaba su actividad donde lo había dejado al concluir 2023. El veterano político orensano, que inicia su octava legislatura como diputado -cumplirá 30 años con acta en 2027-, e inicia la tercera como presidente, ha asumido que es la «última» vez, «seguro», que toma posesión. Santalices ha prometido ser «breve» y su alocución no ha llegado a los 10 minutos. Un discurso de cariz más personal que político, en el que ha se tomado, como él mismo ha dicho, algunas «licencias», dedicado principalmente a los inevitables agradecimientos. Más allá, ha recordado que su padre -disgustado por dejar la Medicina en favor de la política- le advirtió en su día de que le iban a «airear» todos sus «defectos», y que se iban a volver «públicos». «Es algo que todos debiéramos reflexionar (...), enterremos definitivamente eso, que tanto daño nos hace», ha demandado a sus señorías. En el tramo final, ha deseado que «estemos a la altura de la confianza que la gente depositó en nosotros con su voto», y que «colaboremos todos» en este empeño; pero, siendo su «día», ha señalado, ha confesado que «si hubiera un duende» en el hemiciclo, y le pudiera conceder el deseo que él quisiera, tiene «claro» que pediría la «paz mundial». «Acabemos con las guerras, sólo traen sufrimiento y descalabro. Me gustaría, si tuviera ese poder». Iglesias, en el puesto cedido por el BNG A Santalices lo acompañan en la Mesa, como ya se había avanzado también el domingo, Elena Candia, como vicepresidenta primera, y Ethel Vázquez, hasta ahora conselleira de Infraestruturas e Mobilidade en funciones, como secretaria. Como vicepresidenta segunda, y también en línea con lo esperado, Montse Prado, del BNG. También se aguardaba un gesto del Bloque con el PSOE y que les cediera el último puesto, la vicesecretaría. Así ha sido: finalmente ha recaído en Patricia Iglesias, número 1 por La Coruña el 18F. El viernes pasado los partidos tuvieron que registrar la disposición de los diputados en el hemiciclo, que no será fija para el resto de la legislatura. Pero que suele dar las primeras pistas. Así, la ubicación de Montse Prado (BNG) y Carmen Rodríguez Dacosta (PSOE) en la última fila parecía sugerir que, efectivamente, Ana Pontón tenía el gesto demandado por José Ramón Gómez Besteiro. Y que sería la número uno por Orense la que ocuparía el puesto que ostentó en la pasada legislatura su paisana Marina Ortega. Pero Besteiro se ha decantado por la número uno por La Coruña. Ha resultado llamativo ver a Dacosta, cuando los miembros de la Mesa han ocupado sus puestos, sola en el 'gallinero', con Armando Ojea (DO) a su izquierda. Pero más aún los dos escaños vacíos que separaban, como una isla, la primera fila de la oposición. Un hueco inédito entre Besteiro y Paloma Castro y los siete representantes nacionalistas, con Pontón en el otro extremo. La sesión constitutiva es un mero trámite, pero imprescindible para que se activen los resortes del Legislativo. Los partidos políticos con representación inician, ahora, una suerte de pretemporada, usando el símil deportivo, en la que los equipos irán cuadrando sus alineaciones (disponen de cinco días para constituir los grupos parlamentarios y hay que determinar también la participación en comisiones), designando capitanes (portavoces) y planificando la temporada (debate de investidura, comisiones, Plenos, etc). Transcurrido exactamente un mes desde las elecciones del 18F, avanza la cuenta atrás para que el gobierno gallego deje de estar en funciones y vuelva a operar a pleno rendimiento; justo cuando las otras dos nacionalidades históricas, vascos y catalanes, emprenden el camino contrario, el de las urnas; y con el Gobierno más pendiente de estos comicios —y los europeos— y de su supervivencia —prórroga de los Presupuestos, caso Koldo—.