A mediados de los setenta el servicio agrícola chileno fumigó la zona de Arica y acabó con las moscas de la fruta. También mató a las abejas y Edith Elgueta no lo olvida. «Provocó una gran sequía porque las abejas preservan y conservan ecosistemas», lamenta en declaraciones a EFE. Hoy, esta chilena de 68 años produce en esa área desértica una miel única sostenible, sin metales pesados, que vende internacionalmente. «Tengo millones de trabajadores», bromea al hablar de sus abejas y su empresa unipersonal en un evento organizado este jueves por la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) en Naciones Unidas. «Me puse a estudiar porque tuve la necesidad de buscar calidad de vida natural y eso me transformó en empresaria», dice. Elgueta, que durante décadas fue archivera municipal, arrendó un terreno en el valle de Alluta y en 2015, rodeada de aridez, empezó a cuidar quince colmenas. Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP Código APP Con su péndulo buscó la veta de agua dulce para sus abejas y pese a ser autodidacta, ha podido emprender gracias a la asesoría y financiación del Fondo Esperanza, una de las cinco entidades de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA). Esta microempresaria habló el jueves de la ayuda y financiación con mirada de género en un evento organizado por la FMBBVA, Trust For The Americas, el Gobierno de Colombia y el de Panamá, en el marco de la Comisión del Estatus de la Mujer de la ONU en Nueva York. Elgueta indica que gracias al Fondo Esperanza trabaja con otras empresarias y recibe formación financiera y digital. «Con ellos ni los envases ni las etiquetas de Colmenares Piomartín me preocupan. Tengo resuelto esos gastos», explica. Laura Fernández Lord, responsable de Sostenibilidad, Equidad e Inclusión de la Fundación Microfinanzas BBVA, explica que desde 2007 llevan desembolsados «más de 19.000 millones de dólares a más de seis millones de personas». Catalizadoras de la lucha contra la pobreza El 60 % de los emprendedores a los que apoyan son mujeres. «Son claves porque son catalizadoras del progreso y de la lucha contra la pobreza en América Latina», explica Fernández. La intención es seguir proveyendo recursos financieros y técnicos para esta acción de apoyo y empoderamiento de personas vulnerables y empresarias de bajos ingresos, «para que puedan salir adelante ellas, sus familias y sus comunidades». Fernández dice que hay que abogar por la inversión con perspectiva de género sobre todo en América Latina, que es donde la FMBBVA atiende a más de 1,7 millones de mujeres en situación vulnerable. El gran reto, considera Fernández, es cerrar las brechas de desigualdad en la región y en el mundo. «Estamos con un déficit en la financiación de 360.000 millones de dólares anuales, que si no conseguimos cerrar o cubrir, va a sumir en la pobreza a 342 millones de mujeres y de niñas en 2030», advierte. «No podemos permitir que millones de personas, y sobre todo de mujeres, se queden atrás y no hagan un uso de la tecnología en sus emprendimientos», dice Fernández. Por su parte, Linda Eddleman, consejera delegada de Trust For The Americas, explica que se puede llegar muy lejos «utilizando la tecnología, rebajando la brecha digital para estas mujeres». En su experiencia, los cursos de capacitaciones a través de celular y WhatsApp ayudan a mujeres vulnerables y migrantes a multiplicar sus ingresos. Además de producir cantidades limitadas de miel -«no hay tanta flor en el desierto»- Elgueta innova y quiere lanzar dos productos basados en la producción de los panales. «Necesitamos estudiar y yo lo he hecho mucho pero hay que apoyar a las empresarias económicamente, porque se necesita nuestra creatividad, la visión de las mujeres, la energía y la emoción que traemos», cuenta Elgueta. Ella recalca que las mujeres deben perder el miedo a emprender. «Tenemos que aprender a trabajar menos y ganar más plata, y no a trabajar como brutas como antes. Hay que hacer del trabajo algo fácil», explicó a una audiencia multinacional a la que arrancó varias sonrisas y muchos aplausos.
