El luto en la familia de Jéssica Méndez , fallecida en marzo de 2022, pervive. A espera de una sentencia que ponga punto y final al viacrucis judicial en el que llevan años embarcados para llegar a la verdad de lo sucedido, la pasada semana quedó constatado el infierno que esta joven pontevedresa llevaba años transitando, y que marcó su final. Fueron numerosos los testimonios que -contradiciendo la versión del acusado, José Eirín- revelaron el hostigamiento que la muchacha soportó por parte de su vecino , mayor que ella y obsesionado con mantener una relación sentimental. Lo dejó claro el novio de la fallecida, que en una emotiva declaración evocó las palabras de Jéssica unos meses antes del accidente de circulación en el que perdió la vida tras ser embestida a 80 por hora por Eirín. «Le dijo que si no era para él, no sería para nadie» confirmó su pareja. A partir de ahí, la lista de ejemplos de esta obsesión resultó alarmante. «Era un sinvivir, y ella me decía constantemente, cuando hablábamos por teléfono, 'ya está aquí', 'ya está otra vez vigilando'» profundizó su pareja sentimental. «Se sentía vigilada, le pinchaba las ruedas» recordó su hermano. «La espiaba, lo sorprendimos muchas veces observando la casa desde un portal trasero, o escondido tras los postes de unas viñas y cuando nos veía echaba a correr» , recalcaron sus padres. El relato de esta persecución, que se agudizó cuando Jéssica se echó novio y se fue a vivir con él, dibuja el contexto en el que se produjo el presunto ataque de Eirín. Para los peritos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil que testificaron en sala no hay duda, tras analizar el siniestro al detalle, de que embistió con su coche «a conciencia» al vehículo de Jessica Méndez, en una intersección de una pista con la N-550 en Barro (Pontevedra). Noticias Relacionadas estandar No El acusado de embestir a Jessica Méndez pide «perdón»: «Ojalá aquel día no hubiera cogido el coche» ABC estandar No El acusado de matar a Jéssica Méndez no se inmutó: «Se quedó allí, mirando con frialdad» Patricia Abet Su explicación de lo sucedido cerca al acusado, que niega esta tesis e insiste en que sufrió un «microsueño» a causa de una medicación que estaba tomando. También recalca que él no sabía que Jéssica estaba dentro del vehículo, pese a conocer de sobra el turismo desde hacía años. Estos expertos explicaron que, a la vista de toda la información y las simulaciones realizadas, su conclusión es que Eirín circulaba por la N-550 y, un segundo antes del impacto con el coche de Jéssica -que estaba en una pista perpendicular parado- a la espera de incorporarse a la carretera, realizó un giro a la derecha para impactar con el turismo de la víctima. «Hubo una conciencia y voluntad del conductor de provocar la colisión» , constataron ante el tribunal popular profundizando en que el coche del acusado tenía espacio, tiempo y visibilidad para hacer una maniobra evasiva, frenar o intentar evitar el choque, aunque no hay indicios de que actuara en ese sentido. Además, descartaron que se hubiera podido producir una salida de vía por despiste u otra circunstancia, ya que el propio bombeo de la calzada (un abultamiento para evitar las balsas de agua), si no se toca la dirección, por sí mismo no justificaría ese desvío. «Es necesaria una maniobra de giro», aseguraron . El informe, que será una prueba determinante de cara a la decisión del tribunal, termina suscribiendo que la velocidad del coche del acusado era de 81 kilómetros por hora, quedando descartado algún fallo mecánico o eléctrico del vehículo, y señalando que Jéssica «no tuvo ninguna posibilidad de haber evitado» al coche que se le vino encima, que desplazó su vehículo más de 16 metros. Tras una intensa semana de declaraciones que los integrantes del tribunal ciudadano deberán valorar a la hora de emitir su veredicto, también resultó revelador lo que narraron los primeros testigos en llegar al lugar del accidente. Esta pareja recordó que el acusado «no se inmutó» cuando bajaron a socorrerlo y que tampoco sacó ojo de encima a Jéssica hasta que los sanitarios la montaron en la ambulancia, con un hilo de vida. Los sorprendió, además, que ante su angustia por identificar a la víctima para avisar a su familia, Eirín no respondió ni mucho menos confesó que la conociese. Al término de la vista oral, el pasado viernes, el procesado pidió perdón a la familia de la víctima por haber cogido el coche ese día, pero mantuvo su inocencia y lo limitó todo a un desafortunado accidente. A partir de hoy la decisión quedará en manos del tribunal ciudadano que emitirá el veredicto con el que el magistrado-presidente formulará su sentencia. La Fiscalía pide para Eirín 24 años de prisión por el asesinato de Jéssica con un agravante de género. Mantiene que «la postura de indiferencia o de invisibilidad del investigado para la fallecida no era una conducta esperable del género femenino para la mentalidad del investigado».