Estos días he atendido a varias discusiones sobre si el movimiento cristiano Hakuna tiene sentido o no. Miles de jóvenes se han subido a los ritmos pegadizos de sus canciones y al ambiente de sus conciertos. No sé cuánto tendrá que ver el Espíritu Santo en el pelotazo experimentado gracias a TikTok pero el caso es que miles de chavales tararean «Forofos» en lugar de aprenderse las letras infames del reggaetón. Sólo eso ya sería suficiente para hacer un reconocimiento público al movimiento pero es que, además, cuando les escuchas hablar en la radio siempre hablan de Dios sin cortarse, es alucinante. Lo mismo se podría decir de la Semana Santa en ciernes. Nuestras procesiones son tan bellas y estremecedoras...
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