A las startups les suelen venir bien los territorios hostiles. Primero, por definición, ya que nacen para resolver problemas. Segundo, porque su fórmula se adapta como un guante a los entornos inciertos en los que ni hay certeza sobre la demanda del mercado, la viabilidad del producto y sobre otros muchos factores que, teóricamente, determinan el éxito. Pero, pongamos a prueba esa buena repuesta a la hostilidad llevando las dificultades a su máxima expresión: ¿qué ocurre cuando las startup son creadas por mujeres sénior que rondan o superan los 45 años y que, además, deciden emprender en el ámbito digital, tradicionalmente masculino? «Pues ocurre que estas empresas fundadas o cofundadas por mujeres sénior son más rentables que la media, se apalancan menos y cuando lo hacen, devuelven antes sus créditos». Lo explica Teresa Alarcos, apasionada de la innovación, emprendedora, mentora, inversora y presidenta de Women Startup Community, institución que en la actualidad aglutina a más de 400 emprendedoras y CEO de startups y cuya misión es activar este ecosistema de innovación femenino. Esta institución presentaba este mismo mes las primeras conclusiones del Observatorio W Startup C del Emprendimiento Innovador Femenino, realizado en colaboración con la Universidad de Málaga. Una de las conclusiones apunta a que las emprendedoras al frente de startups tienen una edad media ligeramente superior a la definida para el conjunto de fundadores de startups, mayoritariamente hombres. Mientras que para ellos esta media se sitúa en 34, tal y como refleja Spain Startup SouthSummit (2021), este estudio señala que la mayor concentración de mujeres se presenta en edades comprendidas entre los 36 y 45 años. «Por primera vez hemos detectado que un 25% de las líderes de startups tienen entre 46 y 55 años, porcentaje muy parecido al de la franja de edad más joven de 25 a 35 años (29%)», explica Alarcos. Noticia Relacionada estandar Si Vender para ayudar a crecer: así se traza el círculo virtuoso de las startup María José Pérez-Barco El éxito de sus primeros proyectos empresariales ha alumbrado una nueva generación de inversores que da solidez al ecosistema innovador Conexión directa La cuestión de la edad es relevante ya que conecta directamente con la experiencia adquirida y con la probabilidad de éxito. Es algo de lo que el Mapa de Emprendimiento elaborado por South Summit ya advertía en su edición 2022: los emprendedores sénior son un perfil muy interesante para estas iniciativas ya que la probabilidad de éxito de una startup aumenta a un 70% cuando la experiencia de sus fundadores es mayor. La investigación de Teresa Alarcos indica que lo más frecuente es que las mujeres cuenten con una con una experiencia de entre 1 y 5 años (26%) y de entre 6 y 10 años (20%) antes de lanzarse a esta aventura. De hecho, la investigación del Observatorio W Startup C señala que el 64% de las promotoras de startups se encontraba trabajando en el momento de iniciar su aventura emprendedora: de ellas, un 15% ocupaba un puesto de alta dirección, un 34% mandos intermedios, un 10% puestos técnicos y únicamente un 5% trabajaba en puestos administrativos. «Por eso es importante subrayar que las razones que motivan el emprendimiento de estas mujeres no están relacionadas con una cuestión de necesidad vital por no encontrar trabajo o por procurarse sustento vital- explica Alarcos-. El 85% inicia esta andadura fruto de una decisión bien meditada para crecer profesionalmente y como consecuencia de detectar una oportunidad clara de negocio». El 25% de las líderes de startups tienen entre 46 y 55 años Enzimas 'a la carta' Es el caso de María Urbano, CEO de EvoEnzyme. Esta iniciativa es la primera compañía biotecnológica española experta en el diseño y modificaciones de enzimas que permiten sustituir métodos poco respetuosos con el medioambiente por procesos más sostenibles. María diseña enzimas 'a la carta' con funciones mejoradas o distintas a las que se encuentran en la naturaleza y que, por ejemplo, sirven para distintas aplicaciones como la síntesis/degradación y valorización de plásticos o la de fármacos y compuestos químicos. Todo ello viene apoyado por herramientas de inteligencia artificial que aceleran el proceso de descubrimiento, diseño y mejora de nuevos biocatalizadores. María trabajó durante 14 años en una gran corporación, pero «me sentía encorsetada y no tenía libertad y autonomía para hacer lo que soñaba. Quería algo personal, algo en lo que creyera. Solucionar problemas reales a través de la investigación». Así que se lanzó a la aventura en 2019 junto a su marido, también investigador. Ahora su radio de acción se mueve entre España, Europa y EE.UU. y son la grandes corporaciones las que contratan sus servicios. «Si tienes un sueño, monta una empresa, saca la fuerza de donde sea y, si no sale bien, no pasa nada, pero que el miedo no te detenga». La fuerza de Lucía Iborra le viene de su propia tierra y de su familia. De hecho, trabaja mano a mano con su hermana y su propia sobrina, que ya forma parte del relevo. Pertenece a una tercera generación de agricultores y está convencida de que haber crecido rodeada de cítricos y huertos fue clave para su elección profesional. «Soy ingeniera agrónoma de vocación, especializada en industrias agroalimentarias. Amo el campo y la alimentación saludable, conocer el origen de los alimentos, cómo se producen y el mejor modo de disfrutarlos», explica. Su empresa Visual, lanzada en 2014, nació después de observar durante más de 15 años, junto a su hermana Mercedes, los modelos de gestión de las empresas que auditaban en trazabilidad y seguridad. Ahora proporcionan servicios de gestión agrícola basados en SaaS para ayudar a los agricultores en puntos críticos: desde inclemencias climáticas, degradación del suelo, infestación de plagas y enfermedades, hasta ineficiencias operacionales y fallos en el rendimiento. «Desde mi empresa queremos transformar el campo y estamos comprometidos con la atracción de talento joven. La agricultura está cambiando muchísimo y puede ser muy 'cool' para las nuevas generaciones». Networking: 10% de net y 90% de working El networking es un componente esencial en el éxito de las startups para conocer posibles inversores, socios, clientes y mentores. Pero Marta Puente Albistegui, experta en equidad e inclusión, mentora y coach, sabe que muchas mujeres directivas y emprendedoras de alto nivel a las que asesora, forma y acompaña muestran cierto reparo a participar en ellas o no terminan de entender su utilidad. «Ciertamente, venimos de formatos de networking eminentemente masculinos con horarios imposibles y en los que siempre ha habido cierta tendencia a 'sacar pecho' de los propios proyectos. Pero las redes profesionales de mujeres funcionan con otros códigos: son entornos mucho más colaborativos. Me gusta decir que en el networking hay un 10% de net y un 90% de working», explica Fuente, CEO de Bridge 4 Inclusion . «Acercarse a estas redes nos ha cambiado la vida a muchas profesionales, especialmente a las senior. En un mundo en el que las startups fundadas por mujeres obtienen solo un 5% de los fondos destinados al 'venture capital' es clave intercambiar información, experiencias y apoyarnos. ¿Consejo? Asomarse a una de ellas y ¡a volar!», concluye. Ese afán por cambiar el mundo también mueve a Carlota Pi desde que estudió Ingeniería Industrial en Barcelona y sucumbió a la magia de la energía. Junto a dos compañeros de master fundó en 2010 Holaluz. Esta compañía parte de una estrategia única que aúna dos negocios -la instalación de placas solares y la gestión de la energía- y pretende crear la mayor comunidad de energía verde de Europa. ¿Cómo? Construyendo un ecosistema verde en los hogares a partir de transformar metros cuadrados de tejados en productores de electricidad 100% renovable. HolaLuz fue la primera eléctrica europea en recibir la certificación B Corp. Carlota es hoy una emprendedora senior de éxito que quiere seguir cambiando el mundo a través del, movimiento que ella misma ha fundado: Capitalismo Consciente en España, que reconoce el innato potencial de los negocios para tener un impacto positivo en el mundo. Jubilación activa En cuanto a la medida que más apoyo podría tener tener para fomentar el emprendimiento entre las mujeres sénior, Carlos Mateo Enseñat, presidente de la Asociación Española de Startups, sugiere hacer universalmente accesible la figura de la jubilación activa, que permite combinar el trabajo por cuenta ajena o propia y percibir la pensión por jubilación. «Sería beneficioso implementar programas de mentoría específicos, fomentar la creación de redes de apoyo entre emprendedoras sénior, y ofrecer formación adaptada a las necesidades particulares de este grupo. Pero sobre todo creemos que la promoción de historias de éxito y la visibilidad de referentes pueden servir como inspiración y demostrar el valor añadido que estas emprendedoras aportan al ecosistema», explica. Con ese propósito, la Asociación Española de Startups organiza cada año los #WomenStartupAwards. En el ecosistema de startups hay muchas historias inspiradoras de mujeres que han comenzado sus empresas en etapas más maduras de su vida, demostrando que la innovación y el emprendimiento no tienen edad. Entre ellas, por ejemplo, Ana Pérez de ForestChain, que ha creado una plataforma digital basada sobre la tecnología blockchain para control de trazabilidad de la madera; o Meritxell Teixidó que desde su startup Gate2Brain trabaja en el desarrollo de terapias que cruzan eficientemente barreras biológicas como la barrera hematoencefálica. Otra de las ganadoras es el inspirador caso de María Benjumea, emprendedora en serie y presidenta de South Summit, el mayor encuentro anual de los actores clave del ecosistema emprendedor en España y Brasil. Crecer y crecer «Yo siempre digo que soy una 'startapera' de casi 70 años y South Summit empezó a coger forma hace algo más de doce años -explica María Benjumea-. Soy una convencida de que somos buenas creando startups y, según el Mapa del Emprendimiento, nos lanzamos a emprender con una formación más completa que los hombres, ya que el 15% de las mujeres emprendedoras españolas cuenta con un doctorado frente al 13% de ellos, y un 73% de ellas cuenta con un máster frente al 64% de los emprendedores masculinos. ¡Solo tenemos que creérnoslo! Ese el principal freno que encontramos al emprendimiento de las mujeres».