A partir de los 25 años, uno de cada cuatro hombres se quedará calvo. El 50 por ciento de los hombres con más de 50 años es calvo y con la vejez este porcentaje aumenta hasta el 98 por ciento. Estas son las estadísticas sobre la calvicie en hombres a nivel mundial. Los síntomas de la calvicie, comienzan con el debilitamiento del cabello y la pérdida de más de cien pelos diarios que no se reemplazan por otro nuevo. El pelo crece en ciclos, cada ciclo consta de una fase de crecimiento, seguida de una de involución y otra de reposo en la que el pelo se cae y comienza a crecer uno nuevo en el mismo folículo. Dependiendo de la zona corporal, cada folículo tiene un ciclo de crecimiento diferente. Por ejemplo, los pelos que se originan de los folículos de las cejas y las pestañas tienen una fase de crecimiento de 1 a seis meses; el cuero cabelludo de 2 a 6 años. Lo normal es perder entre 50 y 100 pelos al día del cuero cabelludo, que crecen de nuevo según se pierden.
Cuando se pierden más de 100 pelos diarios y no se reemplazan se sufre alopecia. La alopecia, es decir la pérdida anormal del cabello, puede afectar a zonas de la piel donde hay pelo como el cuero cabelludo, las pestañas, las cejas, las axilas, la parte genital o la barba. La alopecia más frecuente es la androgenética, también conocida como calvicie común, que tiene un componente hereditario y hormonal y afecta especialmente a varones, siendo menos frecuente en mujeres. Esto sucede como consecuencia de las hormonas masculinas, los andrógenos, como la testosterona y la dihidrotestosterona, que tienen tanto los hombres como las mujeres pero en distintas cantidades, y que regulan el crecimiento del vello. La testosterona estimula el vello en el pubis y las axilas y la dihidrotestosterona en la zona de la barba y estimula la pérdida del pelo en el cuero cabelludo.
Muchas personas deciden que la calvicie siga su curso sin ocultarla o tratarla y otras la tapan con peinados, maquillaje, sombreros u otras cosas que se les ocurran. Pero hay una gran mayoría de personas que al darse cuenta de la pérdida anormal de cabello, deciden comenzar un tratamiento para evitar más pérdida o para restaurar el crecimiento del pelo. “Para abordar esta enfermedad, existe el trasplante de pelo. Hasta ahora la alopecia androgenética se trataba bien con medicación, bien con cirugía, o con ambos tratamientos en algunos pacientes” explica el doctor Francisco Javier Jiménez Acosta, especialista en Dermatología, Jefe de la Unidad de trasplante capilar del Hospital Ruber Internacional y de la Clínica Dermatológica Internacional.
El trasplante de pelo consiste en la extracción de folículos de la zona occipital o trasera del paciente e implantarlos en la calvicie. La técnica de trasplante de pelo más empleada hoy día se conoce como FUE (Extracción de Unidades Foliculares). Es una intervención poco invasiva en la que se utiliza anestesia local y se extraen las unidades foliculares una por una. Al finalizar la cirugía, el paciente puede regresar a su casa con normalidad. Esta técnica hasta hace unos años se realizaba con el rasurado de la zona donde se extraían los folículos para poder extraerlos, pero “el rasurado es un problema para mucha gente sobre todo para las personas cuya imagen es importante, para las que tienen que parar su actividad social hasta que les vuelve a crecer el pelo rasurado o para las mujeres a las que se les rasuraba una pequeña zona de la cabeza y se cubría con el pelo largo, algo que en el hombre es más complicado” añade el doctor Jiménez Acosta.
La técnica FUE ha mejorado considerablemente en los últimos años. Actualmente se puede realizar también sin necesidad de rasurar, tomando el pelo largo del folículo, “ahora contamos con un material nuevo de punches quirúrgicos que permite sacar el folículo sin necesidad de cortar el pelo por lo que extraemos e implantamos el pelo largo” puntualiza el especialista. De esta manera, el paciente sensible al rasurado, sabe como va a quedar al salir de la operación pues sale con la zona cubierta de pelo, no como antes que quedaba la zona rasurada y cubierta de injertos que hasta los tres o cuatro meses que comienza a crecer el pelo, no se hacían a la idea de cómo quedarían.
Hasta ahora no se realizaba esta técnica por falta de instrumental adecuado y porque el procedimiento es muy laborioso. Cuando se realiza el injerto con el cuero cabelludo rasurado, se pueden extraer los folículos con mayor rapidez; sin embargo, cuando se extrae con el pelo largo, hay que hacerlo con más cuidado, lo que ralentiza la operación llegando a durar casi el doble. Si en una cirugía convencional se tarde en el implante unas cinco o seis horas, con esta técnica se llega a las ocho o diez horas, “dependiendo de la cantidad de pelos que se extraigan de la zona de atrás, por eso, hay pocos profesionales en la actualidad que dominen esta técnica aunque cada vez se empleará más por las ventajas que ofrece” asegura el doctor Jiménez Acosta. Este procedimiento puede llevarse a cabo tanto en hombres como en mujeres con alopecia androgénetica