La llegada reciente de miles de profesionales extranjeros a Barcelona, seducidos por el buen clima y un pujante sector tecnológico, no solo está teniendo impacto en el mercado laboral o en el de la vivienda. Menos visible, el ecosistema de colegios privados de élite, históricamente minoritario en la capital catalana, celebra también su llegada con aumentos de matrículas y apertura de nuevos centros.
"La verdad es que el crecimiento está siendo brutal", reconoce Gemma Izquierdo, directora del Saint Patricks International School, en Sant Joan Despí, un centro que solo ofrecía la etapa de Infantil y que en 2018 se amplió hasta la Secundaria. "La demanda es muy evidente y el número de colegios sigue creciendo. Si te paseas por la zona de Sarrià-Sant Gervasi uno de cada dos edificios parece ser un colegio privado", afirma James Petrie, director ejecutivo de The British School of Barcelona.
Esta red británica de colegios internacionales ya contaba con dos centros en las cercanías de Barcelona y este curso 2023-2024 ha abierto un nuevo campus en la ciudad. Además, otro centro privado, Montiba, prepara su apertura para el curso que viene en una exclusiva torre modernista de la montaña de Collserola rodeada de 14.000 m2 de bosque.
Y no solo es la oferta creciente, sino el interés que despiertan estos colegios barceloneses para los grandes grupos internacionales de centros privados. La escuela La Miranda, también en la localidad de Sant Joan Despí, conocida por ser la que escogieron Gerard Piqué y Shakira para sus hijos, fue adquirida por Inspired Education Group, una multinacional de 80 colegios "premium" con hasta 60.000 estudiantes. La operación de compra de Miran S.A., según ha podido comprobar elDiario.es de sus cuentas consolidadas, ascendió a 25 millones de euros.
La mayoría de estos colegios suelen mezclar alumnos autóctonos con extranjeros. Y sus tarifas pueden oscilar desde los 700 u 800 euros al mes, los más baratos, hasta los más de 1.000. Es el caso, por ejemplo, de la American School of Barcelona, cuyo director, Mark Pingitore, explica que desde 2009 hasta la actualidad han casi duplicado la matrícula, de 600 a 1.000 estudiantes. Los colegios consultados suelen tener un reparto entre alumnos nacionales e internacionales que no está muy lejos del 50%-50%.
Una de las razones de este auge de la demanda que reconocen todos los centros privados es el desembarco en la ciudad de profesionales extranjeros de alta cualificación, con sueldos propios de países más ricos, o los llamados nómadas digitales, los que pueden teletrabajar y deciden instalarse en ciudades que les parecen atractivas. “Son profesionales que podrían vivir en cualquier sitio y escogen Barcelona por su estilo de vida, por el mar, por su riqueza cultural, por la seguridad que ofrece y por estar en Europa”, explica Pignitore, refiriéndose sobre todo a los norteamericanos.
De acuerdo con los informes de Mobile World Capital, en Barcelona viven y trabajan unos 32.000 profesionales extranjeros solo en el sector tecnológico (el 32% del total). Aproximadamente la mitad se habrían establecido en la ciudad en los últimos cinco años y, solo en 2022, fueron 3.300 los recién llegados.
Conscientes de ese desembarco, desde el lobby empresarial Barcelona Global hace años que piden más plazas y a precios más económicos en los colegios internacionales. “Una de las principales razones por las que esos profesionales acaban declinando ofertas en Barcelona es la falta de escuelas internacionales accesibles y asequibles para sus hijos”, señalan en un estudio.
Con todo, el número de colegios privados sobre el sistema educativo barcelonés sigue siendo minoritario. Las 25.000 plazas con las que cuentan los 48 centros que integran la Asociación de Escuelas Privadas Independientes de Catalunya (APIC) apenas supone el 2% del total de alumnos de pública y concertada que hay en la comunidad autónoma.
En comparación con Madrid, Barcelona nunca ha tenido una gran tradición de escuelas internacionales privadas. El director de la American School of Barcelona lo atribuye a que el perfil de familias extranjeras que acuden a estos centros suelen estar vinculadas al mundo diplomático, por un lado, y a las sedes de las grandes corporaciones multinacionales, del otro. Pero esto estaría cambiando con el fenómeno de los llamados expats.
También da fe de ello Isabel Mañes, de la empresa de Sant Cugat del Vallès BQgat Relocation, una agencia que se dedica a prestar servicios a estos profesionales extranjeros durante su mudanza a Barcelona. Les asesoran sobre búsqueda de vivienda, papeleo administrativo, asistencia sanitaria... Y, evidentemente, escuelas. "La educación es lo primero que piensan las familias cuando te contactan ya en origen; primero buscan la oferta educativa y a partir de ahí buscan la vivienda”, describe Mañes.
Según su experiencia, los intereses educativos de los expats son de dos tipos. “Por un lado están los ejecutivos, que suelen venir a Barcelona por un tiempo límite, cinco o diez años, y que quieren asegurarse un retorno fácil para sus hijos a colegios de su país”, expone. Esos son los que priorizan los colegios internacionales.
“Después están los que vienen para quedarse, para hacer un cambio de vida, ya sea desde Latinoamérica o de otros países de Europa. Estos pueden buscar también la integración en colegios concertados o incluso públicos”, concluye.