Información es poder, y el espionaje para conseguirla no es nada nuevo. «Ha existido durante décadas desde China, la China comunista», cuenta a LA RAZÓN Dale Bendler, experto en Inteligencia y contrainteligencia que trabajó 37 años para la CIA y ahora dirige la empresa de seguridad One.61 con base en Miami. Para el exveterano, la verdadera preocupación sobre Tik Tok es su capacidad de influencia sobre los 170 millones de usuarios que tiene la plataforma en EE UU.
«Tik Tok es como una droga», asegura, «el algoritmo ve lo que le gusta a alguien», y sigue alimentándole con ese contenido. Por eso, «tal vez alguien pueda estar interesado en la moda o la pesca», y parece inofensivo recibir información sobre estos temas, pero en un momento dado «puede haber un mensaje sobre la adopción de una posición política acerca de las elecciones estadounidenses que se celebrarán en 2024. Un candidato es más blando con China que el otro», dice Dale refiriéndose a Donald Trump y Joe Biden. Por ejemplo, «lo vimos tras el 7 de octubre con Hamás», señala. «La gran mayoría del producto en Tik Tok fue unilateral y fue para el lado palestino y contra el lado israelí, lo que influye en nuestra política».
La situación, según Ben Bruen, exfuncionario de la Casa Blanca con Barack Obama, «se ha convertido en una cuestión bipartidistas, y existe un gran apoyo, tanto desde el lado republicano como el demócrata e incluso de la Casa Blanca para tomar medidas adicionales contra la aplicación», asegura a este diario. Bruen recuerda cómo cuando trabajaba como funcionario, «China ‘hackeó’ la oficina de gestión de personal». Y eso le brinda información «acerca de todos los empleados y contratistas del Gobierno de EE. UU. No es necesariamente una información muy secreta o sensible», pero revela los intereses que puede tener un empleado del Departamento de Seguridad Nacional, «y con eso se puede crear un patrón que sirva para difundir teorías de conspiración o desinformación».
Hace tiempo que EE UU trata de reducir la presencia china, directa o indirecta. Tik Tok no es la única preocupación de Washington. El año pasado, un supuesto globo espía chino sobrevoló EE UU, por no hablar de las cerca de 154.000 hectáreas del país pertenecientes a inversores procedentes del país asiático. Estos terrenos se encuentran en cuatro en Carolina del Norte, Virginia, Texas y Utah, donde no existen legislaciones para limitar la propiedad extranjera, y Missouri, donde si hay topes y los legisladores estatales quieren imponer aún más.
La preocupación parte de que algunos de estos terrenos están muy cerca de instalaciones militares, entre ellas la base militar Gran Forks, en Dakota del Norte. La Fuerza Aérea ya advirtió a principios del 2023 que un molino de maíz del Grupo Fufeng, un biofabricante chino, podría suponer un peligro para la seguridad nacional. «Esto es algo que ha sido motivo de creciente preocupación», explica Bruen. «Los chinos están haciendo todo lo posible para acceder a información por cielo sobre nuestros países, así como por tierra y online».
Limitar la compraventa de terreno estadounidense a empresas extranjeras no es fácil. «Estos inversores [chinos] contratan ciudadanos estadounidenses que apoyarán sus mensajes en Washington, DC», explica el exagente de la CIA. Es una medida «muy inteligente por parte de los chinos porque algunos de estos lugares donde se compra la tierra son lugares remotos. Zonas rurales, donde no hay muchos empleos. Hay presión política para permitir que se lleve a cabo ese acuerdo». Dale hace hincapié en la falta de «reciprocidad». «No puedo imaginar que un inversor inmobiliario estadounidense se acerque al complejo industrial militar chino, no lo permitirían allí. Pero aquí lo permitimos. Nuestro sistema es abierto». En China es bastante complicado que una entidad extranjera adquiera porciones de tierra en el país, sólo se permite el derecho a la explotación por un periodo de 50 a 70 años, y el riesgo de expropiación es muy elevado
«Hay un reconocimiento cada vez mayor a la amenaza que representa China», asegura Bruen. «Todo eso es parte de un plan mucho más amplio en el que China ha estado trabajando para tratar de identificar debilidades estructurales e individuales en Occidente. No olvidemos que China atraviesa actualmente tiempos económicos bastante difíciles. Así que es posible que veamos esfuerzos de Xi Jinping para arremeter contra Occidente».
Como señala Dale, la recopilación de información ha existido siempre, incluso a través de los métodos más inocentes. "Hay cientos de miles de estudiantes chinos aquí", y así lo confirman los datos. Es el grupo más amplio de alumnos extranjeros en el país, con más de 289 mil estudiantes chinos en el año escolar 2022- 2023. "La mayoría de ellos están obteniendo títulos legítimos aquí en los Estados Unidos, y aportan a este país con sus experiencias. Pero hay un pequeño porcentaje que está aquí por una razón nefasta. Ya sea aprendiendo nuestra tecnología o directamente robándola, o aprendiendo ciertas habilidades técnicas aquí en nuestras universidades, y luego regresando a China, y de repente los vemos en las redes sociales y visten uniformes del Ejército de Liberación. Entonces, este lindo chico del dormitorio que pensabas que era simplemente un buen estudiante de intercambio de Pekín, te das cuenta de que en realidad es un oficial de inteligencia chino".