Uno no es de donde nace, sino de donde pace. En el ámbito del deporte es habitual ver cómo el lugar donde se viene al mundo no se corresponde luego con la nación que se defiende en las competiciones. Los cambios de bandera afectan a todas las especialidades y son las distintas federaciones y países los que regulan la posibilidad de defenderlas. Hay algunas, como la de baloncesto, que exigen a sus seleccionados la nacionalidad efectiva y jurar la Constitución, como vimos con el caso de Lorenzo Brown antes del Eurobasket 22; a otras, como la de rugby, les sirve con una residencia de cinco años (antes eran tres) en el país de adopción, pero sin perder su pasaporte original. Noticia Relacionada Rugby estandar No Johnny Sexton, el adiós soñado del capitán irlandés Miguel Ángel Barbero El XV del Trébol ganó el Seis Naciones a lo grande y el apertura de Leinster se despide el torneo con varios récords que costarán mucho trabajo superar En esta tesitura se encontró Bundee Aki (33) en 2017, cuando se le presentó la ocasión de defender a Irlanda internacionalmente después de haber estado ligado al Connacht en las tres campañas anteriores. Y así poder acabar con todos los demonios de su pasado. Nacido en Auckland (Nueva Zelanda) de ascendencia samoana, siempre tuvo la ambición de vivir del balón oval, como la mayoría de los jóvenes de las Antípodas. Sin embargo, no le resultó un camino fácil. Creció en un suburbio de Otahuhu junto a sus cinco hermanos y vio en el rugby una manera de subsistir. Sin embargo, su calidad no resultó la suficiente para que los equipos de la hoja plateada se fijaran en él y decidió ponerse a trabajar para mantener a la familia que acababa de formar. De manera que entró en un banco de cajero y aparcó sus sueños deportivos. Pero, como en los mejores guiones, los buenos siempre terminan ganando. Y así la vida de este fortachón (mide solo 1,78 para un cuerpo de un centenar de kilos) cambió de repente. Un excapitán 'All Black', Tana Umaga, le reclamó para volver a los campos y entonces vio en los Steelers de la segunda división kiwi su edén particular. Después de dos temporadas con ellos y de lograr el ascenso le llegó su gran oportunidad al fichar por los Chiefs del Súper Rugby en 2012. Se mantuvo dos años en la mejor liga de clubes y allí despertó la atención de los ojeadores internacionales, que decidieron mandarle a Europa para la campaña 2014. Irlanda, la tierra prometida Fue pisar la isla esmeralda y producirse un cambio absoluto en su vida. No solo en la deportiva, sino también en la familiar. «Estoy muy feliz aquí, los irlandeses han sido siempre un gran apoyo para todos nosotros», declara en cuanto se le pregunta por su afincamiento en Galway. Tanto es así que mejoró su juego de rapidez en el golpeo (le apodan 'el Martillo') y la facilidad para hacer carreras, que le granjeó una merecida fama en todo el país. Tanto es así que tres años después, una vez cumplida la reglamentación internacional, le convocaron los del Trébol, no sin cierta polémica por su ausencia de arraigo. Pero él lo solventó diciendo que «amo a Irlanda y este es el país donde quiero vivir». Desde entonces, con 56 'caps' a su espalda, se ha convertido en su gran ídolo.