Todo llega y todo pasa. El fin de semana del Pregón de la Semana Santa de Sevilla, el más intenso de cultos de la Cuaresma ha tocado a su fin. Vino como se fue, en un suspiro ante una celebración de la fiesta mayor tan tempranera. Han sido días de calles y templos abarrotados desde primera hora de la mañana, a mediodía y por la tarde, un ejemplo que año a año aumenta el número de personas que quiere ver no solo besamanos, sino Vía Crucis, pasos, lo que sea con tal de ver una puerta abierta o algo moverse. Un ejemplo de lo que está por venir en la Semana Santa . Todo sigue en aumento y el espacio desgraciadamente es el que es. El Señor del Silencio m. j. rodríguez rechi Más de una veintena de besamanos han tenido lugar este fin de semana. El más numeroso del año junto a los de la Inmaculada. Montajes de todo tipo, desde la elegancia del Dulce Nombre, el Cautivo de San Ildefonso que, este año coincidió en el fin de semana previo a la Semana Santa y donde hubo colas para besar sus besamanos que alcanzó la Alfalfa. El templo del preludio, sin duda, San Juan de la Palma. Mires donde mires te atrae al Domingo de Ramos, el más esperado por todos. El Cachorro y la Virgen Patrocinio formaron el clásico stabat mater, en Omnium Sanctorum destaca la priostía del Carmen en cada culto, así como los Javieres , que esta vez situó al Cristo de las Almas a los pies de la Reina de Todos los Santos. El Señor de las Penas m. j. rodríguez rechi Belleza absoluta en Santiago para admirar al Señor de la Redención en su remozada capilla. Ha sido el fin de semana del Señor de la Entrada en Jerusalén , situado en el retablo mayor del Salvador. Es la llama de Cristo a los niños de Sevilla que recogieron su cirio, besaron su pie y de fondo sonaba la banda de Columna y Azotes. No deja de sorprender el besamanos del Santo Entierro, cada año diferente, un montaje que retrotrae al sepulcro de Cristo de otros siglos. Un auténtico museo es presenciar de cerca al Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas , otro de los puntos clásicos de estos días. Cristo de Burgos m. j. rodríguez rechi En San Vicente, en los últimos días de la Cuaresma, tres besamanos y un triduo. Todo comenzó con el Señor de las Penas , fiel a su estilo, más enriquecido, toda una delicia para todos los sentidos, como en San Antonio de Padua con el Buen Fin. Se acaban los calificativos del nivel tan alto de una hermandad durante casi década y media, siempre dejando símbolos religiosos. Esta es su semana con el estreno del misterio. El Pozo Santo, por los 400 años del nacimiento de Pedro Roldán, expuso de manera cercana al Cristo Varón de Dolores, una talla portentosa de tantas que no salen en Semana Santa y disponen de una calidad incalculable. Otro de los besamanos con dos titulares estuvo en San Martín con la Lanzada o en Montserrat, corporaciones que mantienen su personalidad propia, como al igual lo hace Santa Marta con el Cristo de la Caridad. Piedad de la Mortaja m. j. rodríguez rechi En San Pedro , hacia mucho que el Cristo de Burgos no recibía el beso de sus devotos en el retablo mayor, otra estampa a destacar en el domingo de Pasión, otra más de tantas que viene enseñando la hermandad con el crucificado de cuatro siglos y medio de historia. Santa Marina ha sido un hervidero de personas desde primera hora de la mañana para besar la mano de la Virgen de la Aurora, al igual que los Terceros con el Señor de la Cena que estrenó túnica bordada, la que lucirá el Domingo de Ramos. San Marcos no dejó de pasar la ocasión para mostrar al Cristo del Socorro. Recogimiento en los Estudiantes con el Cristo de la Buena Muerte, sublime el Cristo de las Tres Caídas de San Isidoro y que decir en el antiguo convento de la Paz de la Piedad de la Mortaja, uno de los misterios más ricos que existen. Término un fin de semana intenso , el previo a la Semana Santa, con colas mucho interminables que, por otra parte, es una seña inequívoca que la religiosidad sigue muy presente a pesar de los pesares.