Si el Sahara fuera una monarquía y hubiera que nombrar a un rey, el elegido por aclamación popular sería Lehsen Sidahmed , a punto de cumplir los 35, que todos los años vuelve a casa por estas fechas con dos propósitos: ver a la familia y correr el maratón que atraviesa los campamentos de refugiados. Allí nació y vivió hasta que Lidia Gómez y Julián Díaz , una familia de Velada, al oeste de la provincia de Toledo, lo acabaron adoptando tras pasar varios veranos en España como cientos de niños saharuis gracias al programa 'Vacaciones en Paz'. Vino por primera vez en 1997, con ocho años, y cuenta que abría el grifo, se quedaba mirando cómo salía el agua y después lo cerraba. Y lo mismo hacía con la luz de su habitación cuando se iba a dormir: la encendía y la apagaba y no paraba de asombrarse con ese lujo que en cualquier país medianamente desarrollado es algo básico, pero que en su pequeño mundo de Tinduf era (y lo sigue siendo) ciencia ficción. «La situación en los campamentos de refugiados va a peor. Con todas las guerras y las crisis que hay ahora, además del Covid, las ayudas han bajado mucho», cuenta a ABC, recién llegado de ese lugar plagado de miseria y dignidad en el que se calcula que residen más de 170.000 personas; entre ellos, sus padres y sus seis hermanos. Lehsen, que no se tomó en serio lo de correr hasta 2015 y lo hizo porque un amigo se lesionó y participó con su dorsal en el Medio Maratón de Madrid, ha vuelto a ganar el Maratón del Sahara . Se trata de la tercera vez que cruza primero la meta (también lideró la prueba en 2018 y 2020, mientras que fue cuarto en 2017 y segundo en 2019). «Ha sido una victoria un poco más fácil que otras veces, también porque iba más preparado. Este año ha habido menos gente y me encontré muy bien físicamente», declara. Registró un tiempo de dos horas, 44 minutos y 39 segundos , que ya es una marca respetable para cualquier atleta no profesional. Sin embargo, galopó durante 42 kilómetros y 195 metros por caminos de tierra, que «no tiene nada que ver que hacerlo por asfalto» y donde las zapatillas con placas de carbono, ahora tan de moda, «no sirven». Y a ello se suma el calor: «La carrera empezó con 18 grados y terminamos con 28 o por ahí». Lehsen ya ganó el Maratón del Sahara en 2018 y 2020 ABC Acredita 31:20 en los 10 kilómetros, 1:07:56 en la media maratón y 2:26:18 en el maratón. Cree que está en un momento en el que «sigo progresando», aunque «dependo mucho del trabajo y del cansancio del día a día». Empleado en la empresa familiar que se dedica a montar parqué y tarimas, Lehsen entrena entre seis y siete días a la semana, siendo rara la jornada que descansa al no poder hacer dobles sesiones. El sueño de los Juegos Olímpicos Con Antonio Núñez , que fue atleta de élite y en la actualidad es concejal de Deportes en Talavera de la Reina, como mentor, su objetivo a corto plazo es el campeonato de España de 10 kilómetros en Ruta que se celebra en Crevillente (Alicante) en abril. Sobre el maratón considera que sus piernas están capacitadas para bajar de las dos horas y 20 minutos. Y sueña, claro, con participar en los Juegos que este verano harán de París una fiesta. El Comité Olímpico Internacional (COI) tiene un equipo de refugiados y en él encaja Lehsen perfectamente. El asunto «está en el aire» y «estaría encantado de ir», lo cual sería un orgullo para todos los niños saharauis y todos los vecinos de Velada que lo vieron crecer en el pub de Lidia y Julián.
