Argentina enfrenta una situación económica compleja marcada por altos niveles de inflación y una recesión prolongada, que vienen del gobierno de Alberto Fernández, y algunas prácticas de su ministro de Economía, Sergio Massa, pero que también se ha agravado con las ideas libertarias del actual mandatario, Javier Milei.
En medio de una desaceleración en la tasa de inflación en febrero, Argentina vuelve a ocupar el primer lugar en el ranking global de inflación, marcando un récord que persiste desde meses anteriores. El Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec) informó que la inflación alcanzó un 13,2% mensual en febrero, superando el registro de enero. En los primeros dos meses del año, el país acumuló un aumento del 36,6%, mientras que en los últimos 12 meses el incremento llegó al 276,2%.
Este panorama sitúa a Argentina por encima de otros países, con Egipto siguiendo de cerca con un aumento del 11,4% mensual y Zimbabue, Turquía y Ruanda también registrando incrementos significativos en sus tasas de inflación.
La economía argentina enfrenta desafíos significativos, con caídas en sectores clave como la industria, la construcción y el consumo. Según datos de la firma Focus Market, el consumo se ha desplomado un 13,4% en los últimos 12 meses y un 6,6% en comparación con enero.
El economista independiente Federico Glustein señaló que Argentina está inmersa en una recesión desde hace 14 meses, siendo los últimos cuatro meses los más intensos. El aumento de precios ha sido pronunciado y ha impactado negativamente en el consumo.
Las autoridades argentinas han reconocido la gravedad de la situación y están tomando medidas para abordar la crisis económica. El ministro de Economía, Luis Caputo, se reunió con ejecutivos de cadenas de supermercados para abordar el aumento desmedido de precios en productos de consumo masivo. Además, el gobierno anunció la apertura de importaciones de productos de la canasta básica con el objetivo de mejorar la competencia y reducir la inflación en este rubro y en el de medicamentos.
Milei ha expresado su determinación de alcanzar la meta de “déficit cero” comprometida con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, el FMI ha advertido que este ajuste no debe recaer desproporcionadamente en los sectores más vulnerables de la sociedad.
La portavoz del FMI, Julie Kozack, enfatizó la importancia de proteger a los más vulnerables ante el ajuste fiscal, señalando que la inflación actúa como un impuesto sobre los pobres. Destacó la necesidad de implementar medidas adicionales de asistencia social y preservar el valor real de las pensiones.
Kozack también reconoció los avances que se están realizando en Argentina en términos de consolidación fiscal y políticas para reducir la inflación, pero advirtió que el camino hacia la estabilización será difícil y requerirá una aplicación firme de políticas públicas.
El FMI ha instado al gobierno argentino a evitar que el ajuste recaiga excesivamente sobre salarios y jubilaciones, subrayando la importancia de mantener el valor real de la asistencia social focalizada.
En medio de estos desafíos económicos, la cooperación entre Argentina y el FMI sigue siendo crucial. Aunque no se han discutido detalles precisos sobre un nuevo programa, el FMI ha reiterado su compromiso de apoyar las políticas destinadas a restaurar la estabilidad macroeconómica en Argentina.
