El guiri no se lo va a creer seguro. Cuéntale que el barrio sevillano más conocido en todo el orbe; cuna de maestros del flamenco y al que ya le llegan del otro lado del río los efectos de la turistificación, como el incremento brutal del metro cuadrado, era a mediados del siglo pasado un arrabal con patios de vecinos insalubres. Triana tiene tanta historia como profundas son sus raíces y en los años 50 –dicen los sabios del lugar– el olor a puchero que salía por las esquinas camuflaba la pura necesidad. El puchero, aunque de olfato fuera más que aceptable, era raquítico en ingredientes y además de una misma olla tenían que comer demasiados. Muchas de esas familias...
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