Veinte años sí es nada, es febril la mirada. Aún en casas en distintos acentos hay una foto del ausente, del ausente de un día de entretiempo de marzo. Cuando acudía al trabajo, al instituto, y resuena aquel verbo de Machado «a mi trabajo acudo, con mi dinero pago el lecho donde yago y la mansión que hábito». Dos décadas no son nada desde aquel marzo, los días, quizá, tienen algún mínimo encanto, pero hay lugares donde el alma siente un repelús. El anterior monumento al recuerdo en uno de los epicentros de los atentados del 11M , la rotonda de Atocha ha cambiado . La ciudad ha cambiado y los taxistas, tan dados al mote, por respeto, no quisieron...
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