Las reformas de al-Hakam II, tras la proclamación del califato de Córdoba, convirtieron la mezquita en un símbolo del poder y la cultura del califato Omeya.
Con la proclamación del califato de Córdoba, por parte de Abd al- Rahman III, en el año 929, la ciudad se convirtió en el centro de un nuevo Estado que rivalizaría en importancia política y religiosa con el califato abasí, con capital en Bagdad, por un lado, y, por otro, con el califato fatimí establecido en el Mediterráneo.]]>