"Diré algo amargo: la situación actual es mucho peor que en 1962". La advertencia lanzada por el expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, Dmitri Medvedev, ha resonado con fuerza en medio de una creciente tensión bélica no solo entre Rusia y Ucrania, sino de Moscú con los países miembros de la OTAN y de la Unión Europea.
Las palabras del hombre de confianza de Vladimir Putin pueden parecen una bravuconada más pero la deriva internacional generada tras la invasión de Ucrania no invita al optimismo. De hecho, un informe publicado por The New York Times cifraba en un 50% el riesgo de una escalada nuclear entre los dos bandos, por encima precisamente de lo que ocurrió en Cuba.
De hecho, en la mencionada crisis de los misiles de Cuba la horquilla de riesgo de escalada nuclear estaba entre el 33 y el 50%, según la estimación de la propia Casa Blanca, tal y como recuerdan los expertos de la web Ejércitos.
Pero, ¿qué fue la crisis de los misiles de Cuba? En realidad, se trató del momento en el que más cerca se estuvo de que una de las dos potencias apretara el botón nuclear. La noche del 22 de octubre de 1962, el presidente estadounidense John F. Kennedy, anunciaba en un mensaje televisado que los servicios secretos de su país habían detectado la presencia de misiles nucleares soviéticas en Cuba, en el patio trasero de Estados Unidos, y con capacidad para alcanzar suelo norteamericano.
Se inició entonces una frenética guerra dialéctica, primero, y militar, después, que puso sobre la mesa el riesgo de una guerra atómica. Washington advirtió a Moscú de que debía desmantelar las instalaciones, pero el presidente de la URSS, Nikita Kruschev, aguantó el pulso y dio muestras de no estar dispuesto a dar un paso atrás.
El miedo se adueñó de la población estadounidense que, como si de una película se tratara, vació los supermercados y se apresuró a resistir en casa el estallido de la guerra.
Para la URSS, proteger a la Cuba comunista era no solo una prioridad estratégica, sino un aviso para navegantes. Pero no contaba con la firme pero contenida reacción estadounidense, que comenzó con un bloqueo naval en las aguas y continuó con vuelos sobre la isla ante la indignación de Moscú.
Por primera vez en su historia, Estados Unidos llegó a declarar el nivel 2 de DEFCON (Condición de Defensa), la alerta más alta ante una confrontación nuclear., y JFK llegó a comunicar a su equipo que el conflicto era inevitable.
En el último momento, sin embargo, las negociaciones diplomáticas se impusieron, Moscú desmanteló las instalaciones y el momento más álgido de la Guerra Fría quedó en un enorme susto.