Martha Coolidge es una veterana directora estadounidense con una larga filmografía tanto en cine como en televisión y estrena ahora aquí su primera película, de 1976, la que probablemente nunca hubiera querido hacer y también probablemente la mejor que hizo. Ya su título es desalentador: 'No es una imagen bonita', y lo que cuenta en ella es profundamente angustioso, analiza y recrea en un 'juego' de ficción y documental la violación de que fue víctima en sus años de colegio por un compañero de clase…, un ejercicio vivo en su dramatismo, en su debate y reflexiones. Su estructura es completamente documental y aparece ella organizando junto a unos actores que dramatizan los hechos ocurridos; y se da la circunstancia de que la joven que interpreta a Martha, Michelle Manenti, también fue violada en parecidas circunstancias. Se rueda (en 16mm) la escenificación del ambiente del colegio, la noche de autos (en un coche y en un apartamento) y se rueda el propio rodaje, los preparativos, ensayos y conversaciones sobre los detalles de la agresión sexual y cómo la sintieron unos y otros. Ha transcurrido medio siglo desde que se hizo esta película, pero su contenido es material que no caduca, y no tanto por la agresión sexual y sus circunstancias, como por la cantidad de reflexiones que los propios actores le confiesan a la pantalla sobre los sentimientos del agredido, también los del agresor, la aceptación, la culpa, las motivaciones, el descrédito social…, todo ello en el contexto de jóvenes y escolares; en cierto modo, la película desmenuza eso que hoy se conoce como 'cultura de la violación', una especie de argamasa social que banaliza y normaliza o 'entiende' este tipo de comportamientos. 'Not a Pretty Picture' hace inteligible el drama interior de personajes, actores y directora, tiene un formato ingenioso para narrarse aunque no todas las elecciones que toma su directora, las cinematográficas, sean válidas; también se aprecia que la ficción organizada alrededor de las compañeras de colegio adolece de profesionalidad actoral, pero es tan potente y angustioso el contenido, y tan didáctico, tan instructivo, tan sugerente de cómo se percibe y se vive un acto de agresión sexual disfrazado, encubierto, que desde luego no es una imagen bonita de ver, pero que hay que ver.