En el agitado ritmo de vida que llevamos diariamente, es común postergar las tareas domésticas, incluyendo el lavado de la ropa de cama, a pesar de que todos disfrutamos de un ambiente limpio y ordenado. Las bacterias, hongos y virus, suelen aflorar en todos los rincones de la casa, más allá del inodoro y otros artículos del baño.
Durante la noche, nuestro cuerpo desprende aproximadamente 15 millones de células muertas que se acumulan en las sábanas junto con ácaros y hongos y microorganismos.
En cuanto a las fundas de almohada, la necesidad de lavado es aún más evidente. Los ácaros y sus excrementos pueden causar alergias en muchas personas, manifestándose con síntomas como enrojecimiento y picazón en los ojos, secreción nasal y otros síntomas alérgicos.
Además, una cama que no se lava regularmente puede acumular hasta 16 especies distintas de hongos, lo que puede desencadenar reacciones alérgicas en quienes duermen en ella.
Un informe encargado por la empresa estadounidense Amerisleep, especializada en artículos para el hogar, reveló que una almohada sin lavar puede albergar alrededor de 3 millones de bacterias, lo que equivale a unas 17.400 veces más microorganismos que los presentes en un inodoro promedio.
El estudio, que incluyó muestras tomadas de colchones y sábanas, encontró que las fundas de almohada son un caldo de cultivo para gérmenes asociados con diversas enfermedades como endocarditis, bacteriemia, septicemia, neumonía, meningitis y afecciones oculares, entre otras.
Además, se detectaron bacterias del grupo cocos grampositivos, conocidas por causar inflamaciones purulentas. Según los investigadores, estos microorganismos se nutren de células muertas de la piel, sudor y cabello, presentes en las almohadas.
Para prevenir esta situación, los expertos recomiendan:
