San Policarpo de Esmirna fue un obispo y mártir cristiano del siglo II, nacido alrededor del año 69 d.C. en Esmirna, una ciudad ubicada en la actual Turquía. Fue discípulo directo del apóstol Juan, lo que lo conecta con los primeros tiempos del cristianismo.
Policarpo se convirtió en un líder prominente en la Iglesia primitiva y desempeñó un papel crucial en la defensa de la fe cristiana contra las herejías y desviaciones doctrinales de su época. Es conocido por su valentía y firmeza en la fe durante las persecuciones contra los cristianos.
La tradición cristiana sostiene que fue arrestado y martirizado en el año 155 d.C. a la edad de 86 años durante el reinado del emperador romano Antonino Pío. Se dice que fue quemado vivo en la hoguera después de negarse a renunciar a su fe cristiana y a adorar a los dioses romanos.
San Policarpo es venerado como santo y mártir en la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa y otras denominaciones cristianas. Su fiesta se celebra el 23 de febrero, la fecha tradicional de su martirio. Es considerado uno de los Padres Apostólicos, una figura importante en la historia del cristianismo primitivo, y sus escritos han sido preservados como testimonios valiosos de la fe y prácticas de la Iglesia en su época.
Santa Margarita de Cortona: Fue una penitente italiana del siglo XIII que llevó una vida de arrepentimiento y devoción después de una vida temprana de pecado y abandono. Es venerada como santa en la Iglesia Católica.
Beato Tomás María Fusco: Fue un sacerdote italiano del siglo XIX y fundador de la Congregación de las Hermanas de San Juan Bautista, también conocidas como las Hermanas de San Juan Bautista. Es venerado como beato en la Iglesia Católica.
