Ursula Von der Leyen se ha estrenado como candidata del Partido Popular Europeo para un segundo mandato como presidenta de la Comisión Europea sin decir 'no' a la extrema derecha. La alemana que hace tan solo unos meses en Madrid se revolvía contra el "extremismo" y apelaba al -"centro" ahora solo pone unas condiciones para los acuerdos post-electorales: "Para mí es importante trabajar con proeuropeos, pro-OTAN, pro-Ucrania, los grupos que apoyen claramente nuestros valores democráticos".
El abanico de la aspirante popular es, por tanto, grande para alcanzar acuerdos con ese espectro político, según ha respondido en dos ocasiones a los periodistas que le han preguntado claramente por un pacto con ECR (el grupo de los Reformistas y Conservadores del que forma parte, entre otros, Vox). "Es más cuestión de contenido. Aquellos con los que quiero y puedo trabajar son los que defienden la democracia frente a los euroescépticos y quienes defienden nuestros valores frente a los amigos de Putin", ha expresado Von der Leyen.
"¿En contra del estado de derecho? Imposible. ¿Amigos de Putin? Imposible", ha agregado la política de la CDU, que deja, por tanto, fuera de posibles alianzas al partido Ley y Justicia, que llevó en la última década a Polonia hacia una deriva autoritaria que ha chocado constantemente con Bruselas, pero abre la puerta a priori a cualquier otro de la amalgama de extrema derecha que lo conforman.
Es más, sin citarlo expresamente, Von der Leyen ha señalado el camino del Partido Popular Europeo a la ultraderechista Giorgia Meloni (Fratelli d'Italia), a quien en Bruselas ya se ha normalizado. "No sabemos quién estará en ECR tras las elecciones. En cada elección europea cambian los diferentes grupos políticos", ha aseverado Von der Leyen antes de apuntar que hay que esperar a ver "quién se une a ECR, quién se va o quién se pasa al PPE".
La posición de Von der Leyen se asemeja, por tanto, cada vez más a la del líder del PPE, Manfred Weber, que apadrinó los acuerdos con la extrema derecha durante toda esta legislatura y ha cortejado a Meloni para unirse a sus filas dado que Forza Italia está en horas bajas. Y en un momento en el que las encuestas pronostican una bajada de los liberales y un aumento de la extrema derecha en las elecciones de junio. Una encuesta del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) a punta a una caída al 54% de los apoyos de la mayoría que sustentó a Von der Leyen.
Y es que el equilibrismo de Von der Leyen ante la campaña es complejo. Fue elegida presidenta de la Comisión Europea en 2019 gracias en buena medida al veto de los liberales (Emmanuel Macron) al aspirante del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, y sus políticas las han avalado socialistas, liberales y, en ocasiones, los verdes, frente la distancia que en los últimos meses ha marcado su propio partido. Eso hizo que dentro de las filas del Partido Popular Europeo se revolvieran hacia ella acusándola de tratar de cortejar más a las capitales y a las fuerzas que sustentaban su mayoría que a los suyos.
En los últimos meses el divorcio se ha certificado especialmente en las leyes que tienen que ver con el Pacto Verde Europeo. Sin embargo, en su comparecencia conjunta en el Parlamento Europeo tras certificar que es la única aspirante del PPE a la presidencia del gobierno comunitario, Von der Leyen y Weber han tratado de ocultar las rencillas. "Somos europeos orgullosos de lo que hacemos en el Pacto Verde. Además, para mí, como líder político del PPE, somos el partido del Pacto Verde, lo hemos hecho bajo el liderazgo de Ursula von der Leyen", ha presumido Weber, pese a que su grupo ha torpedeado la ley de restauración de la naturaleza o la directiva con la que la Comisión Europea pretendía reducir el 50% del uso de pesticidas químicos. Ahora amenaza con revertir la prohibición de vender coches de gasolina y diésel a partir de 2035.
Von der Leyen, que en plena protestas de los agricultores, cedió y retiró recientemente la iniciativa de los pesticidas ha dejado claro que esa será la línea en su próximo mandato: "Debemos alcanzar los objetivos climáticos, y tenemos que hacerlo con la gente y con el sector empresarial. Nuestras empresas apoyan plenamente los objetivos climáticos. Lo que quieren discutir no es el qué del objetivo, sino el cómo lo estamos consiguiendo".
Si la agenda verde ha sido la gran apuesta de Von der Leyen en su primer mandato para conseguir el apoyo de las fuerzas más progresistas, ahora ha dejado claro que la seguridad y la defensa serán el leitmotiv de su próxima carrera. "Los ciudadanos quieren más defensa en Europa. Quieren que invirtamos más. Quieren que invirtamos mejor. Quieren que invirtamos de forma europea y más inteligente. Y quieren que sigamos siendo transatlánticos sin ninguna duda, pero que seamos más europeos", ha defendido en la misma línea que el PPE, que plantea que en el próximo gobierno comunitario haya un comisario de Defensa.