Washington. El año 2024 debería ser testigo de una serie de lanzamientos a la Luna desde Estados Unidos. Estas misiones, operadas por empresas privadas, forman parte de un nuevo programa creado por la NASA.
Es en el marco de este proyecto que una empresa estadounidense intentará alunizar el jueves.
El programa Commercial Lunar Payload Services (CLPS) está destinado a transportar únicamente equipos, no personas.
Sin embargo, debería ayudar a preparar el regreso de astronautas a la Luna, esta vez a través de Artemis, el programa lunar insignia de la agencia espacial estadounidense.
En 2018, la NASA lanzó CLPS con un enfoque innovador: en lugar de enviar instrumentos científicos a la Luna con sus propios vehículos, encargará a empresas privadas la prestación de este servicio.
Esto debe permitir "hacer el viaje más a menudo, más rápidamente y más barato", explicó Joel Kearns, un alto funcionario de la agencia espacial.
Consciente de los riesgos, la NASA se propone, no obstante, contribuir a crear una economía lunar aportando fondos para estimular el desarrollo de un ecosistema de empresas capaces de realizar el viaje.
Estas compañías podrán entonces prestar sus servicios a otros clientes: empresas privadas o instituciones de investigación.
El enfoque es totalmente distinto al utilizado durante el programa Apolo, cuando la NASA controlaba todo el proceso de desarrollo.
"Cuando se dispone de fondos ilimitados, como durante el programa Apolo, sí, se pueden hacer cosas increíbles", declaró en rueda de prensa Trent Martin, responsable de una de las empresas implicadas, Intuitive Machines.
"¿Pero podemos encontrar la manera de hacerlo más barato, con un mercado que no se rija sólo por el dinero público?", se preguntó.
La NASA preseleccionó a por lo menos de 14 empresas “certificadas” para la adjudicación de contratos.
Ya se planificaron ocho misiones, operadas por cuatro empresas diferentes. Algunas de ellas son jóvenes y aún relativamente inexpertas.
El primer intento, a cargo de Astrobotic en enero, fracasó en su objetivo de alunizar tras una fuga de combustible durante el vuelo. La empresa tiene prevista una segunda prueba para este año, aunque podría aplazarse en función del análisis de los datos del primer vuelo.
Intuitive Machines intentará que su sonda Nova-C alunice el jueves cerca del polo sur del satélite de la Tierra. También tiene otras dos misiones previstas para este año.
Firefly Aerospace tiene en proyecto dos misiones, una de ellas en 2024, con su módulo de aterrizaje lunar Blue Ghost.
Por último, Draper intentará aterrizar en la cara oculta de la Luna en 2025.
Para las dos primeras misiones que ya han despegado (Astrobotic e Intuitive Machines), la NASA ha firmado contratos de unos 100 millones de dólares cada uno.
Además del estudio científico de la Luna, uno de los principales objetivos de la NASA es apoyar su programa Artemis, que prevé el regreso de astronautas a la superficie lunar a partir de 2026.
Algunas de las misiones CLPS están destinadas a conocer mejor el entorno del polo sur de la Luna, adonde serán enviados los astronautas.
Allí podría explotarse el agua en forma de hielo.
Las misiones Apolo estuvieron dirigidas más cerca del ecuador y no preveían ninguna presencia humana duradera, a diferencia de la base lunar que ahora la NASA planea construir.
"No intentamos reproducir Apolo", insistió Kearns. "Lo que intentamos hacer son estudios científicos y tecnológicos que ni siquiera estaban previstos en aquella época".