Fue el pasado verano que, tras una invitación del Museo del Prado, la artista multidisciplinar La Ribot (Madrid, 1962) introdujo su 'peformance' –a medio camino entre un 'happening' y una coreografía de danza, ámbitos en los que se mueve con soltura– 'LaBola' en sus salas. Noticias Relacionadas estandar Si ENTREVISTA Marina Vargas: «Pongo en valor ser eslabón, y no cima, en una cadena de cambios» Javier Díaz-Guardiola estandar Si ARTE Juan Uslé: «No creo que haya hecho grandes pinturas. Siempre pienso que estas están por hacer» Javier Díaz-Guardiola En ella, tres bailarines orquestados por la creadoras española asentada en Suiza con su compañía de danza 'luchan' por moverse por el espacio como un bloque, sin perder jamás el contacto físico entre ellos e interactuando a su vez con los objetos diseminados por el suelo (prendas de ropa, objetos de lo más variopinto, enseres...) y las personas (público curioso que no dejaba de registrar la escena con sus móviles), mientras la interrumpen. De Madrid al...Prado 'La Bola' nació en Madrid, para el repaso que de su trayectoria hizo en 2022 Sala Alcalá 31, y allí regresó entrando en la principal pinacoteca nacional en 2023. Nada de esto hubiera sido posible si no estuviéramos hablando de una creadora de fama internacional, Premio Nacional de Danza en 2000 y León de Oro de la disciplina en la Bienal de Venecia de 2020. Ni que decir tiene que nada tenía que ver esta pieza en el (para nada) cubo blanco de Alcalá 31 y la caja de resonancia histórica que es el Museo del Prado. Y por lo mismo entra con recelo el espectador ahora en la galería Max Estrella, donde no presenciará de nuevo la activación de la pieza sino parte de la documentación de la misma llevada a cabo por el fotógrafo Guillermo Gumiel, más un vídeo casero en el que cuesta dilucidar si lo recogido aconteció antes o después de la 'performance'. Escenas pintorescas. En las imágenes, algunas de las fotografías del conjunto ''LaBola desborda', en Max Estrella Guillermo Gaumiel Y, sin embargo, el resultado no desanima, e incluso permite apreciar matices imposibles de percibir durante la ejecución de la misma, lo que viene siendo un 'riguroso directo' que posiblemente obligaba a estar atento a cuestiones más 'primarias' como la de no ser derribado por los bailarines: como las sutiles correspondencias que se establecen entre los movimientos de los actores y las formas sinuosas de los protagonistas de los cuadros de Tiziano, Tintoretto o Velázquez. Si se escogió la sala 'veneciana' del Prado fue precisamente por la escala de sus contenidos. El equipo de La Ribot pareciera salir (o estar a punto de entrar) en los lienzos . Los objetos desordenados en sala, en ausencia de testigos, parecieran así mismo los restos de las batallas y demás escenas que plasman los cuadros. Y ayuda a mantener el espíritu del momento que las salas de la galería se hayan pintado con los colores de una pinacoteca al uso. La Ribot ''LaBOLA' desborda'. Galería Max Estrella. Madrid. C/ Santo Tomé, 6. Hasta el 27 de abril. Cuatro estrellas Y 'La bola', mientras 'se sucedía', introducía en el museo objetos imposibles de meter en las salas, invitaba a realizar en sus estancias acciones prohibidas al común de los mortales: subirse a los bancos, enseñar los senos, desnudarse... Era un canto silencioso de libertad. Una vez más, La Ribot se nos lleva por delante.
