El arco de Cuchilleros , cuando era un joven aprendiz de castizo, me evocaba capas nocturnas, esas «luengas capas» machadianas , una refriega entre la neblina que se ha ido de Madrid como se fue de los muelles del Támesis . La Plaza Mayor, por ahí, se abría a la calle de Toledo , que era donde principiaba lo antiguo: el arco de Cuchilleros era, lo digo, la aduana donde se entraba en ese Madrid. Sin pagar diezmos y una ilusión de sentirme ya de aquí. Noticia Relacionada LAPISABIEN opinion Si Sierra Pelada Jesús Nieto Jurado Un soplido, viento sahariano, y una ciudad que se va quedando sin el horizonte donde imaginarse el fin de semana Quise y quiero a...
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