Incorporar un mediocentro defensivo ‘top’ era una de las peticiones expresas de
Xavi Hernández que no pudieron cumplirse por las limitaciones financieras del FC Barcelona tras la marcha de Sergio Busquets la pasada temporada.
Joshua Kimmich (Bayern Múnich) y
Martín Zubimendi (Real Sociedad) eran los favoritos del entrenador egarense pero cualquiera de los dos era una quimera vista la situación económica del club. Acabó llegando
Oriol Romeu del Girona por su conocimiento del sistema Barça al haberse formado en la Masia con sólo 3,4 millones de euros de inversión. El de Ulldecona funcionó el primer mes hasta que se lesionó
Frenkie de Jong y desde entonces
Xavi ha ido alineando a
Ilkay Gündogan y al neerlandés por delante de la defensa. Hasta que una semana después de anunciar su marcha para final de curso apostó por
Andreas Christensen como pivote.
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