El brutal asesinato de dos Guardias Civiles a manos de una
narcolancha en el Puerto de Barbate, ha catapultado al epicentro del debate
público la alarmante escasez de recursos con los que cuenta el instituto armado
para hacer frente a la creciente amenaza de los narcotraficantes que asedian las
costas andaluzas. La fiscal antidroga de Cádiz, Ana Villagómez, no tardó en
reaccionar ante el desgarrador suceso, lanzando una contundente denuncia sobre
la desbordante presencia de narcolanchas que, según sus palabras, "campan
a sus anchas" por los muelles de la provincia de Cádiz.
Villagómez no dudó en exponer la cruda realidad del combate
contra el narcotráfico. Frente a las narcolanchas que surcan las aguas
gaditanas, las patrulleras de la Guardia Civil "son viejas o no tienen
potencia". "No disponen de los medios, las lanchas ni el personal
necesario para enfrentarse a tal amenaza y, cuando lo hacen, ponen su vida en
juego", ha enfatizado, en alusión a la peligrosidad de la labor de los
agentes. "La sensación es de impunidad, como si estuviésemos presenciando
una lucha de David contra Goliat", ha lamentado Villagómez.
Pero, ¿qué hace que la amenaza de las narcolanchas sea tan formidable? ¿Son estas embarcaciones técnicamente superiores a las de la Guardia Civil? La respuesta reside, por un lado, en la acuciante falta de medios denunciada por la fiscal Villagómez. Pero, por otro lado, también radica en el sofisticado diseño y equipamiento de estas embarcaciones, que las convierten en un adversario extremadamente difícil de interceptar.
Las narcolanchas son embarcaciones de alta velocidad meticulosamente diseñadas para optimizar la eficiencia y la evasión. Su diseño abierto, semirrígido y equipado con flotadores les proporciona una maniobrabilidad, estabilidad y velocidad superiores, lo que las convierte en una opción ideal para aquellos que buscan evadir a las autoridades y transportar su carga de manera rápida y segura. Por lo tanto, el diseño es un factor determinante en su eficacia para el propósito para el que han sido creadas.
Estas embarcaciones se propulsan gracias al uso de motores
de gran potencia, cada uno con la capacidad de generar entre 250 y 450 caballos
de fuerza. La cantidad de motores en cada embarcación puede variar, y en algunos
casos, se pueden encontrar hasta cuatro de estos motores. Este despliegue de
potencia permite que las narcolanchas sean capaces de alcanzar velocidades
impresionantes, superiores a los 60 nudos, lo que equivale a más de 111
kilómetros por hora. La combinación de estos elementos convierte a estas
embarcaciones en vehículos rápidos y eficientes, ideales para las operaciones
de contrabando en las que suelen estar involucradas.
Estas embarcaciones tienen la impresionante capacidad de
transportar cargas de hasta tres toneladas. Esta capacidad de carga les permite
transportar grandes volúmenes de sustancias ilícitas, lo que las convierte en
instrumentos altamente eficientes para el tráfico de drogas. Para poder
soportar semejante peso, estas embarcaciones se construyen con un tamaño que
oscila entre los 12 y los 16 metros de eslora.
La construcción del casco de estas embarcaciones comienza
utilizando una estructura prefabricada que sirve como molde. A esta estructura
se le aplican múltiples capas de fibra de vidrio, que se mezcla con un polímero
o resina para proporcionar la dureza y rigidez estructural necesarias para
soportar las duras condiciones del mar y las altas velocidades. Sin embargo, a
pesar de su rigidez, este material compuesto mantiene un peso sorprendentemente
ligero.
Esta ligereza es de vital importancia, ya que reduce la
cantidad de fuerza necesaria para mover la embarcación, permitiendo que alcance
velocidades extremadamente altas. Así, la velocidad y la capacidad de carga de
estas embarcaciones se combinan para hacer de las narcolanchas una herramienta
tremendamente eficiente para el narcotráfico.
La mayor pega de las narcolanchas es su elevadísimo consumo
de combustible con un promedio de 50 a 60 litros por hora. Para satisfacer esta
demanda, las embarcaciones suelen transportar numerosos bidones de combustible,
y a veces incluso se realizan modificaciones en el casco para albergar
depósitos más grandes de hasta 5.000 litros.
Aunque este gran depósito de combustible no solo satisface
las necesidades de los motores potentes, sino que también ayuda a equilibrar el
peso de la embarcación, lo que puede aumentar la estabilidad y, por lo tanto,
la maniobrabilidad. Por último, las narcolanchas suelen estar equipadas con la
más última tecnología de navegación, como GPS, radar, radio VHF y sistemas de
navegación nocturna.