Hubo momentos en la segunda parte en los que la Real bailó a un Girona de récord que puede ganar LaLiga. Tres días antes de un partido tan trascendente como el de Mallorca, la Real se dejó la vida en Montilivi, no escatimó una carrera, un salto, una disputa, un riesgo. Fue una actuación encomiable de un equipo que, tras ser sometido durante un buen tramo del primer tiempo, tuvo los redaños de lanzarse al ataque en el segundo porque no le seducía el empate ante el equipo revelación de Europa y en su casa. Fue una Real guerrera y una Real jugona por momentos, a la que faltó, de nuevo, el ‘punch’ para sacar partido a sus momentos de embestida total. No se dejó nada en vísperas de la antesala del, hasta ahora, partido más importante del curso. Y por eso cayeron lesionados otros tres jugadores como Odriozola, Becker y Oyarzabal. Actuación extraordinaria como para que la afición se sienta orgullosa de su equipo, que, en su momento de mayor complejidad física, ha perdido un partido de los últimos 18, ha dejado su portería a cero en cinco de sus últimos siete encuentros y ha logrado que su meta titular, Remiro, haya llegado a los 664 minutos, 11 horas de fútbol, sin ver perforado su arco. Partidazo de Pacheco, que es un relevo de primer orden de Zubeldia y Le Normand, confirmación de que la llegada de Galán va a dar mucho, de que Silva tiene mucho talento, aunque ya va siendo hora de que marque, y de que para ganar a esta Real hay que sudar sangre y ser muy bueno. Puntazo en Montilivi. A Mallorca
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