La Unión Europea aprobó un generoso aporte durante cinco años tras desbloquear el veto húngaro.
En el seno de sus dos aliados indispensables, Ucrania enfrenta enemigos que, mediante maniobras para impedir que se le ayude, han puesto en riesgo su capacidad de resistencia frente a la agresión de Rusia. En la Unión Europea (UE) se trata de Viktor Orbán, gobernante “iliberal” de Hungría, único entre sus 27 miembros que mantiene relaciones amistosas con el dictador Vladímir Putin y desarrolla un claro proyecto autocrático en su país. En Estados Unidos, el deshonroso papel corresponde a los sectores extremistas del Partido Republicano, cada vez con mayor influencia e inflexibilidad en el Congreso, que han convertido la asistencia a ese país en rehén de sus maniobras políticas.
Los líderes de la UE, mediante una mezcla de presiones, amenazas e incentivos económicos, lograron despejar el veto de Orbán a un paquete de ayuda por 50.000 millones de euros (aproximadamente $54.000 millones), que fue aprobado por unanimidad el jueves. Tal como dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la decisión, además de demostrar la capacidad del bloque para estar a la altura de sus grandes desafíos de seguridad, refleja un “inquebrantable compromiso de apoyar a Ucrania”, a pocos días de que se cumplan, el 24 de este mes, dos años de la invasión.
Los fondos, que se desembolsarán durante cuatro años, están destinados a apoyar la gestión económica y financiera del país, que también ha sido admitido como candidato para ingresar a la Unión. Sin esos aportes, difícilmente podría mantenerse activo su aparato gubernamental. La asistencia militar combinada —de la UE y sus países miembros— alcanza hasta ahora el equivalente a $43.000 millones.
Todo lo anterior, más la generosa ayuda ya desembolsada por Estados Unidos, ha sido clave; sin embargo, resulta insuficiente para que Ucrania pueda enfrentar la agresión de manera persistente ante Rusia y, de este modo, proteger a todo Occidente. Porque resulta claro que, si bien el objetivo existencial de los ucranianos es defender su integridad territorial y su esencia como nación, al hacerlo han frenado los ímpetus expansionistas de Rusia, que constituyen un gran peligro para Europa.
A pesar de esa urgente necesidad, en el Congreso de Estados Unidos está paralizado el trámite de un paquete de ayuda por $60.000 millones para Ucrania, que incluye componentes tanto financieros como militares (la mayoría). El ala dura de los republicanos, principalmente en la Cámara de Representantes, exige, como condición para aprobar el desembolso, el aval de un plan altamente represivo y recursos para combatir la migración por la frontera con México.
A pesar de los intentos de negociación de senadores moderados de ambos partidos, quienes alcanzaron un acuerdo preliminar, el presidente republicano de la Cámara, atrapado por sus colegas más extremistas, lo rechaza. Y su posición, lejos de flexibilizarse, se ha endurecido, ante el pedido de Donald Trump, cuyo objetivo único parece ser entorpecer las decisiones del gobierno de Joe Biden a como dé lugar, aunque de por medio esté una causa tan trascendental como la de Ucrania.
Quizá la decisión de la UE sirva como un incentivo, o un elemento de presión indirecto, sobre, al menos, un grupo de legisladores republicanos y abra el camino a un acuerdo. Es indispensable para que los ucranianos cuenten con elementos adecuados para mantener sus operaciones militares; también, para evitar que se debilite la confiabilidad de Estados Unidos como aliado.
Mientras en Washington titubean, Rusia ha recibido abundantes envíos de municiones de artillería de Corea del Norte y drones explosivos de Irán. Además, ha puesto en marcha una economía de guerra para incrementar su producción de equipos militares de toda índole y suplir el daño causado por las ofensivas de Ucrania.
Todo lo anterior indica, como dijimos hace dos meses en otro editorial, que el conflicto se extenderá por mucho tiempo y solo con el respaldo de sus aliados Ucrania podrá resistir con éxito y, eventualmente, recuperar territorio capturado por Rusia. El momento es crítico. En estas condiciones, las miopes maniobras republicanas son particularmente peligrosas y censurables. Son los ucranianos los que, con gran heroísmo, están perdiendo vidas y bienes. Lo menos que merecen es apoyo en su ejemplar misión.
