Con tan solo tres ingredientes podés hacer este batido y evitar los altos costos de los productos capilares.
Este batido de 3 ingredientes es un remedio natural milenario para combatir la caída del pelo y evitar la alopecia.
Sin dudas, uno de los problemas más comunes en lo que respecta a la imagen y a la estética es la pérdida capilar, es decir quedarse pelado. Pese a que existen miles de tratamientos y alternativas para combatir esta situación, la mayoría son muy costosas. Por eso, hoy te recomendamos una solución barata y con elementos que tenés en tu casa.
Vale destacar que esta preparación sirve para prevenir la caída capilar, pero una vez padecido el problema, se recomienda un tratamiento más efectivo. De todas formas, se puede acompañar otros procesos con esta receta de simples pasos.
Para una sola colocación se utilizan tres ingredientes básicos:
Para empezar, se colocan todas las partes iguales de los ingredientes en la licuadora. En caso de querer dejar el producto hecho para más adelante, mantener las proporciones. Luego, procesar todo junto hasta obtener una pasta homogénea. Por último, se aplica la mezcla sobre el cuero cabelludo de manera uniforme y dejar al aire durante 20 minutos.
Una vez pasado el tiempo, hay que enjuagar con abundante agua para eliminar los restos de la pasta. Es importante no dejar nada para que no quede olor, ya que son productos vegetales que se pudren muy rápido.
El licuado natural para combatir la alopecia lleva ajo, cebolla y limón.
La pérdida anormal del cabello es un problema que padecen millones de personas en todo el mundo. Vale recordar que no solo ocurre en la zona sobre la cabeza, sino también en pestañas, cejas, axilas, genitales y barba.
Esta condición afecta más a los hombres y es de tipo androgénica (las hormonas masculinas) en el 95% de los casos. Sin embargo, también afecta a mujeres, pero en la mayoría de los casos tienen menos de 40 años.
Las principales causas son hormonales y genéticas, aunque también hay otras razones como la alimentación inadecuada, las fallas en la tiroides, déficit de algún nutriente, infecciones o estrés.
