Max Verstappen y Kalle Rovanperä son dos de los niños prodigio más destacados de la historia del automovilismo, dos chicos que siempre brillaron y pudieron con la presión que se le ponía desde muy pequeños sobre los hombros. Todos decían que eran el futuro de su correspondiente disciplina. Uno en F1 y otro, en los rallies. Y no solo cumplieron con cualquier expectativa. Las superaron. Sin embargo, Kalle, de 23 años, y Verstappen, de 26 primaveras, comparten algo más.
