Todos los negocios tienen un departamentoo una política de concesiones,y no he conocido a nadieque no tenga siquiera uno mínimo;aun Diógenes lo tenía, así fuese ínfimo.El mío es muy reducido.No digo que es inexistentepero sí que a lo largo de mi vidahe dicho muchos nos para ser poeta.No me dediqué a la ingeniería.No me dediqué a la química.No me dediqué a los negocios.No me dediqué a la academia.No me dediqué a vagar.No escribo novela.No escribo cuento.No escribo crónicas.No escribo críticas.No escribo teatro.No escribo guiones.No escribo periodismo.No trabajo en institución alguna.No estoy en una universidad.No tengo alumnos.No tengo maestros.No tengo discípulos.No acepto ser jurado.No doy talleres.No tengo columna en los diarios.No tengo programa de radio.No tengo programa de televisión.Dije que no a la publicidad.Dije que no al trabajo editorial.Dije que no a la diplomacia.Dije que no a la enseñanza.Dije que no a la burocracia cultural.Tantos nos me han dado mucha libertadpara decir que sí a lo que quiero.Es una de las razones por las que tengouna obra tan variada y extensa,y me ha permitido movermepor todo el mundoy por muchas disciplinas y artes.Pero he tenido que pagar el precio.Lo he hecho gustososabedor de que, de todas formas,todos tenemos que pagar impuestos.Quien dice que sí, paga tributo.Quien dice que no, paga tributo.Quien no dice ni que sí ni que no, también.Y si de todos modoshay que dar algo a cambio,prefiero, por mucho, la libertad.ÁSS