PESTAÑA madrid-barcelona-supercopa24 Crónica 5 La Supercopa de España ha dejado de ser el torneo más importante del verano para convertirse en el más relevante del invierno. Cambia el contexto. En agosto, disfrutas del partido en el chiringuito con una cerveza en una mano y el bote de crema solar en otra. En enero estás en tu sofá y con tu manta, mientras haces cuentas con la cuesta de enero. Se le va a hacer larga a Xavi, que con tanta queja arbitral se le ha puesto cara de virgulilla. Lo de entrenar, para otro día. Riad, ciudad con más centros comerciales que aceras y más coches que personas, coronó ayer la Supercopa número 13 del Real Madrid en un clásico dominado de principio a fin por los blancos, que encaran los meses decisivos de la temporada con el subidón de un título y las sensaciones de equipo y plantilla capacitada para todo. Sin '9', le ha hecho cinco al Atlético y cuatro al Barça en 96 horas. La final la jugó Lunin, el portero titular de Ancelotti de aquí al final de temporada. No fue una decisión tomada por la semifinal del miércoles. Los títulos se juegan con tu once de gala. En ese está el ucraniano, no el vasco. Paró las que tuvo que parar, el larguero le echó una mano cuando lo necesitó y en ningún momento generó la desconfianza que genera Kepa. Es 'shimple', que diría Mourinho. También será titular el jueves en el Metropolitano. No es una final de Copa, pero casi. Noticia Relacionada estandar No Palmarés de la Supercopa de España: así queda tras la victoria del Real Madrid ABC El equipo blanco suma ya 13 títulos en esta competición y se queda a uno solo del Barcelona, que encabeza la lista de ganadores La Supercopa se decidió en los primeros diez minutos. Tormenta de arena blanca, ceguera azulgrana. El Barça decidió poner la línea defensiva en el centro del campo y no presionar al poseedor de la pelota. Así le cayeron cinco al Madrid de Mourinho en el Camp Nou, ante Guardiola. El sol no se tapa con un dedo. En el ocho, Bellingham recibió de espaldas en el centro del campo, se giró y mandó a correr a Vinicius, que encontró un salón-cocina con terraza entre Koundé y Christensen. Su primer control se le fue algo largo, pero Peña ya había decidido quedarse en la despensa. Mala decisión. Cuando se encontraron, Vini se echó el balón en largo hacia su derecha y llevó el balón a la red a puerta vacía. Celebración a lo Cristiano. 1-0. Un minuto después, una mano dura del guardameta del Barça evitó el 2-0 de Rodrygo. Disparo seco y duro. Felicidad efímera. En el 10, otro agujero de los de Xavi. Balón en largo de Carvajal a Rodrygo, en posición legal gracias a Araujo, autovía sin peaje para el brasileño y remate de Vinicius a placer. 2-0. Partido en construcción para los de Xavi, que conforme pasaban los minutos se iba calentando más con el cuarto árbitro que con sus propios jugadores, aunque a Balde le cayó un rapapolvo importante por no buscar el uno contra uno ante Carvajal. Cuando lo hizo, generó dudas. Al menos, en el gol azulgrana El Madrid metió demasiado el culo en el área y eso es sinónimo de peligro. En el 33, un centro del canterano lo acabó mandando Mendy a la medialuna del área. Despeje imprudente. Allí estaba Lewandowski, solo, tomándose un vodka con naranja. Soltó un voleón guapo. 2-1 en el 33. El Barça respiraba y el Madrid volvía al plan inicial. Dominio del balón, asociación y generación de espacios. En uno de ellos, en el 39, Tchouaméni la puso desde la banda derecha a la cabeza de Vini. Araujó le agarró del cuello. Penalti y amarilla. Protestas inocuas del uruguayo, dormido en la marca. El brasileño cogió el balón y se quitó la espinita del penalti de pretemporada ante los culés. 3-1. En la segunda mitad, la única opción que tenía el Barça de mantener viva la final era que el Madrid se relajara de nuevo, y abusara otra vez del bloque bajo. Hizo lo segundo durante un rato, pero a diferencia de la primera mitad ajustó marcas, subió intensidad y puso en marcha el parabrisas del Barça. Era cuestión de una transición el ponerle el sello a la final. Y eso pasó en el 64. Carvajal mandó un balón al espacio para Valverde, Christensen no hizo ni amago de encimarle, el uruguayo cambio el peligro de banda, Vinicius la puso en el área pequeña, Kounde despejó al punto de penalti y desde allí Rodrygo le puso el lazo al regalo. 4-1 Poco después, una patada a destiempo de Araujo sobre Vinicius el mandó a la caseta. Bronca de Ferran con el brasileño, al que acusaba de tirarse. No fue así. Clara patada. De ahí al final el Madrid tuvo el quinto en varias ocasiones. Sobre todo en una triple de Brahim, Bellingham y Valverde. Desde casa, el madridismo pedía el quinto. También las gradas de Al Awwal Park, que hasta se olvidaron de los ridículos silbidos a Kroos. Hay veces que una pitada más que una celebración. El mal rollo duró poco. El 4-1 era tan transparente que llorar por las migajas de esa roja no tenía sentido. El Barça supo aceptar la derrota y el Madrid no hizo más sangre. Era el momento de que Vinicius recogiera su trofeo a MVP y el Barça aplaudiera a un merecido campeón que conquista el primero de los cuatro títulos de la temporada. Un trofeo muy especial para el '6'. Nacho levantó al cielo saudí su primer título como capitán, el vigesimocuarto como madridista, superando a Gento (23) y situándose a solo uno de Marcelo y Benzema (ambos con 25). Supercampeón Real Madrid.