En la clausura de la VIII Conferencia de Embajadores, Felipe VI defendió que «sin una solución política, que pasa por el establecimiento del Estado palestino junto a Israel, no será posible parar» el ciclo «de violencia» en la Franja de Gaza, «o impedir que se vuelva a repetir». El Rey recordó que ésta fue «la promesa se la Conferencia de Paz de Madrid de 1991» y llamó a la Comunidad Internacional a movilizarse «para ayudar a las partes a materializarla». Don Felipe se dirigió a un auditorio en el que se encontraban 130 embajadores de España acreditados en todo el mundo, quienes le recibieron con un caluroso aplauso en cuanto entró en la sala. Ante todos ellos, reivindicó el papel de la Constitución, al afirmar que «en ella se establece el mandato de seguir promoviendo las relaciones con los países de nuestra comunidad histórica». Un mandato «al que no es ajeno la Corona, que seguirá comprometida con la promoción de unas relaciones cada vez más intensas y sólidas con los pueblos de Iberoamérica». En este sentido, recordó a los jefes de misión que « la defensa de la Democracia y del Estado de Derecho son señas de identidad» de esa comunidad que España construye en el exterior. «Se trata de cualidades muy necesarias y oportunas en estos tiempos en los que internacionalmente se debate sobre la vigencia de los valores y su significación en las distintas regiones, así como sobre las dificultades para hallar soluciones comunes y coordinadas en el espacio global».
