La democracia propiamente dicha (la competencia por el poder soberano entre organizaciones con apoyo masivo, «decidida contando cabezas») está básicamente muerta. Lo dice el único pensador vivo, Curtis Yarvin, siempre original y brillante en el terreno del poder, que es el toro. Únicamente Yarvin grita que el emperador va desnudo: en el actual régimen estadounidense, «a los políticos (pro-régimen o anti-régimen) sólo se les concede un pequeño chorrito de poder discrecional que se restringe cada vez más, lo que hace que las elecciones sean cada vez más ridículas». –Cuando este poder llegue a cero y los políticos sean tan simbólicos como los viejos monarcas hereditarios, la evolución habrá terminado. El Estado se ha convertido en una oligarquía pura y desnuda,...
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