Algo hay en el gesto de Mìriam Nogueras que invita a pensar que ni siquiera ella se cree ese personaje de hermana recadera que le ha concedido Puigdemont. No es esa ínfula de superioridad moral, ni tampoco la displicencia con la que habla mirando por encima del hombro a la democracia, o el ademán chulesco desde el Congreso mientras eleva su desafío . La recadera ha enviado un mensaje de Nochevieja en forma de entrevista fingiéndose traicionada con el decreto escoba del Gobierno de diciembre, que ahora debe ser convalidado. En ese cajón de sastre, Moncloa avanza que si un juez plantea a Europa una cuestión prejudicial sobre la amnistía, quedará paralizada indefinidamente. Nada extraño. Ocurre desde hace años y...
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