Las ganas de vomitar pueden ser sinónimo de muchas cosas: una intoxicación por una comida en mal estado, una indigestión, exceso de licor, un virus estomacal, una bacteria que invadió el organismo, olores muy fuertes o desagradables, una reacción a un medicamento muy potente. También puede ser la respuesta a emociones sumamente fuertes de sorpresa o miedo o ser producto de cambios hormonales, como los vividos durante un embarazo.
Lo más normal cuando llegan las náuseas es que busquemos evitar el vómito, aunque no siempre es la mejor idea. En resumen: si el cuerpo busca expulsar algo es por una razón. Sin embargo, los pasos a seguir variarán según la causa que lo motive. Por eso, en Siéntase Pura Vida exploramos este tema con ayuda del médico general Jorge Luis Sampson Narváez, y de lo establecido por diferentes organismos internacionales de salud.
“El vómito es un síntoma, y es un síntoma de casi cualquier cosa. Las náuseas pueden ser sugestivas de un preámbulo de vómito, pero las causas pueden ser muy diversas, por eso debemos buscar atacar la causa y no el síntoma, porque hay medicamentos para quitar el vómito, pero para poder tratarlo bien hay que saber la causa”, puntualizó el médico.
Independientemente de la causa, debe vigilarse cuánto se vomita. El vómito es de las causas más comunes de deshidratación y pérdida de electrolitos y potasio, por lo que también tomar bastante agua o suero (despacio, eso sí) es ideal.
De acuerdo con Sampson, el “centro del vómito” se encuentra en el bulbo raquídeo, una estructura en la base del cerebro que conecta al cerebro con todo el cuerpo. Justamente ahí nacen varios nervios.
Luego de esa activación en el centro del vómito, se dan una serie de acciones en nuestro cuerpo que pueden durar pocos segundos sin que nos percatemos de ello.
Como el vómito puede tener tantas causas, es necesario atacar de raíz el problema. Esto difícilmente puede hacerse sin la ayuda de un profesional en Medicina. No obstante, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) dan estas pautas para saber cuándo visitar al doctor:
Para Sampson, si después de seis horas el vómito continúa ya debe hacerse una primera llamada al médico de confianza.
“Una indigestión o intoxicación puede ser algo puntual y luego de vomitar vamos a sentirnos mejor, pero si este y otros síntomas persisten (como fiebre, debilidad, escalofríos), es mejor buscar ayuda”, destacó el médico.
El profesional recalcó que quienes tienen enfermedades crónicas como diabetes o cardiopatías deben estar más atentas y llamar al médico cuando se presente el cuadro de vómito. Por ejemplo, en los cardiópatas el vómito podría ser un indicador de un infarto.
También se debe ir al médico si la persona tiene dengue y comienza a vomitar, porque ya es un signo de alarma.
Si el vómito se da en niños o en adultos mayores se debe estar más pendiente, porque pueden deshidratarse más rápido.
Sampson afirmó que después de vomitar nuestro sistema digestivo queda más sensible, entonces si comemos muy rápido, en mucha cantidad o comidas muy pesadas, esto podría llevarnos a vomitar otra vez.
Tomar agua y sueros es necesario para evitar o tratar la deshidratación. El médico enfatizó en no consumir bebidas para deportistas, porque tienen pigmentos que pueden teñir el vómito y causar confusión, por ejemplo, teñir de rojo el vómito y confundirlo con sangre.
Siéntase Pura Vida y no se descuide, y busque ayuda en caso de náuseas y vómito.
