Un estudio liderado por la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) ha demostrado la eficacia de las terapias asistidas con animales y su viabilidad para la implantación en las unidades especializadas en los cuidados intensivos de menores.
El objetivo principal de este estudio ha sido determinar la viabilidad de la implantación de un programa de Terapia Asistida con Animales en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP) del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, que forma parte del proyecto «Huellas de colores». Los resultados de este proyecto, publicado recientemente en la revista «European Journal of Pediatrics», confirman que este tipo de programa es «factible y seguro» y tiene un alto grado de aceptación por parte de los participantes, los cuidadores y el personal sanitario.
«Este es el primer estudio realizado en un entorno de UCIP que demuestra una reducción del dolor, el miedo y la ansiedad», subraya la directora de la Cátedra, Nuria Máximo, coautora del estudio, quien insiste en que «la satisfacción mostrada con este tipo de terapia es muy alta», según recoge Efe.
Máximo ha celebrado además la recomendación de los participantes de «extenderla a otros pacientes», lo que «apoya su inclusión en un futuro próximo como parte del enfoque de humanización y terapia no farmacológica que actualmente se lleva a cabo en nuestras UCIP».
Para llevar a cabo esta investigación, el equipo científico diseñó un estudio donde se observó el efecto de un programa de sesiones de terapia asistida con perros en menores entre 3 y 17 años ingresados en la UCIP del Hospital 12 de Octubre (entre enero y diciembre de 2019) con un nivel inmunológico que lo permitiera.
La colaboración entre la Cátedra Animales y Sociedad, el Hospital 12 de octubre y la entidad PsicoAnimal ha sido fundamental para conformar un equipo multidisciplinar, compuesto por médicos intensivistas, una psicóloga, dos terapeutas ocupacionales expertas en Intervenciones Asistidas con Animales (IAA) y dos perros, Zenit y Senna. «Un comité de expertos diseñó para este estudio una encuesta de satisfacción que se entregó a pacientes, cuidadores, técnicos de terapia de IAA y otro personal sanitario participante en la sesión, por lo que se recogió más de una encuesta para cada intervención», detalló Máximo.
Para la evaluación de la viabilidad se tuvieron en cuenta las encuestas de satisfacción del personal, así como los posibles efectos adversos que pudieran producirse durante la terapia, como la movilización de drenajes o sondas, caídas, desaturación o retrasos en la administración de la medicación. Después de la recogida y análisis de datos, este estudio también ha concluido que la coordinación entre el equipo médico y los profesionales de IAA es necesaria a la hora de elegir a los pacientes y establecer los objetivos.
Además, ofrece una nueva vía para superar las barreras a la hora de su implantación en cuanto a la preocupación respecto a las infecciones, ya que se ha observado que han sido descartadas tanto en este estudio como en estudios anteriores. «Para el éxito de este tipo de terapia es fundamental el trabajo en equipo, con personal implicado en todas las actividades de humanización y expertos en terapia AAI que guíen las sesiones y conozcan las necesidades de los animales», concluye la investigadora.