¿Cuántas armas le compra cada año España a Israel? Es imposible saber una cifra exacta, apuntan los analistas y expertos consultados. La normativa nacional y europea obliga a desvelar el volumen de las exportaciones de material bélico. Las importaciones, en cambio, están cubiertas por un manto de opacidad y los pocos datos disponibles están desvirtuados: buena parte de las operaciones con empresas de defensa israelí se ejecutan con filiales en España y por tanto no figuran en ningún registro de comercio exterior.
Un ejemplo: el pasado viernes trascendió que el Ministerio de Defensa había cerrado la compra de misiles anticarro Spike LR2 por 287,5 millones. La adjudicataria fue un consorcio de empresas que los fabricará en España, pero en ella participa como contratista principal y coordinadora una filial española de la israelí Rafael, la fabricante original del sistema de estos misiles. Este contrato nunca figurará como una importación de material militar.
“Es imposible tener una cifra fiable”, admite Alejandro Pozo, investigador del Centre Delàs y coautor del informe Negocios probados en combate, sobre la industria militar israelí. “Es totalmente lo opuesto a una política de transparencia”.
En otros casos se fabrica material en España sin la participación de ninguna filial israelí, pero con una patente o componentes de alguna empresa de ese país por la que se ha pagado una alta suma de dinero.
Israel, considerado el décimo exportador mundial (y el primero en drones militares) tampoco contribuye a la transparencia. Un informe de Amnistía Internacional de 2019 señalaba que el país envuelve en secretismo sus ventas de armas: "sin documentación de las ventas, no se puede saber cuándo [estas armas] fueron vendidas, por qué empresa, cuántas y así sucesivamente", indicaba.
El país tampoco ha ratificado el Tratado sobre el Comercio de Armas, que prohíbe la venta de material que pueda utilizarse en genocidios y crímenes contra la humanidad. Por ello, sus productos han acabado en diversos conflictos en los que incluso se habían decretado embargos internacionales de armas, como en Myanmar, donde el periódico Haaretz reveló que empresas Israelíes enviaron material hasta 2022 a pesar de que el Gobierno aseguró que las había paralizado en 2018.
De lo que no hay duda es que la diferencia entre exportaciones e importaciones con España es notoria: Israel es un cliente testimonial de las empresas españolas y en cambio es uno de los grandes vendedores de armas, componentes y tecnología militar y de vigilancia a nuestro país.
Si se analizan las exportaciones de la última década (2012-2021), España mandó material bélico a Israel por un valor que ni siquiera llega a los 20 millones de euros, una cifra muy pequeña teniendo en cuenta que los contratos de Defensa suelen ser elevados.
Las importaciones, en cambio, son mucho más altas. Los pocos años en los que el Ministerio de Defensa español ha precisado el gasto militar en empresas israelíes indican que cualquier año se superan o incluso se triplican en importaciones las exportaciones españolas en una década.
En 2011, por ejemplo, se importó material militar de Israel por al menos 70 millones de euros, el 3% de todo el gasto en importaciones de productos de este tipo. Al año siguiente fueron al menos 47,75 millones. Entre 2011 y 2021, elDiario.es ha podido determinar que España compró material de guerra a Israel por al menos 268 millones de euros. La cifra real podría ser el doble o el triple.
El número se ha obtenido de los informes anuales La industria de Defensa en España, que elabora el Ministerio de Defensa y en el que indica los 10 principales importadores de material militar de cada año. La cifra no incluye las importaciones de 2019, 2018, 2015, 2014 y 2013 porque Israel no aparece en el Top 10 de importadores, lo que no significa que no vendiera material a España.
Más allá de la poca transparencia que hay alrededor de las exportaciones —las decisiones del organismo que determina qué armas españolas se venden siguen protegidas por la ley de secretos oficiales— las entidades de control del comercio de armas lamentan la dificultad de valorar hasta qué punto España contribuye al mercado militar de Israel.
“No hay legislación sobre importaciones porque no entendemos que sea problemático”, apunta Pozo, “pero en el caso de Israel es una de las pocas excepciones en las que comprarle armamento es más controvertido que venderle material que ni siquiera necesita”.
Hay, además, algunos intangibles que van más allá de la mera compra de material. Al fabricar material con filiales en España, Israel puede acceder a mercados con los que no tiene relaciones diplomáticas, como por ejemplo Arabia Saudí, explican las fuentes consultadas. Otra ventaja es el acceso a los estándares de la OTAN, el mayor mercado militar de la actualidad, y a fondos europeos de defensa.
España, por su parte, apenas deniega exportaciones de material a Israel, a pesar de las reiteradas denuncias de violaciones de derechos humanos en Palestina por parte de diversas entidades. Antes de 2015 no se había denegado ninguna licencia. Desde entonces se han denegado doce, siete de ellas en el último semestre de 2022. El motivo de estas últimas, sin embargo, era el riesgo de que el material fuese reexportado a Filipinas.
“Existe un riesgo demasiado grande de que cualquier material español se use para cometer o facilitar crímenes de guerra por parte de Israel”, señala Alberto Estevez, portavoz de Amnistía Internacional España sobre comercio de armas. “España debe suspender estas operaciones de forma inmediata y promover un embargo regional de armas a Israel”.
Diversos expertos y ONG han alertado sobre el peligro de contribuir a la industria armamentística israelí, una de las más prestigiosas del mundo porque, entre otras cosas, publicita que sus productos han sido “probados en combate”. Es decir, en la franja de Gaza. Un ejemplo ilustrativo: el prestigio de una feria de Defensa se mide, entre otros factores, por el número de empresas israelíes que participan en ella.
Sin ir más lejos, los misiles Spike comprados por España la semana pasada son los mismos que están siendo utilizados en Gaza desde que empezó la ofensiva israelí tras el ataque terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre. El actual conflicto también sirve como escaparate y campo de pruebas de material nuevo que después se comercializará en todo el mundo, como por ejemplo unos nuevos morteros “de precisión” llamados Iron Sting.
“La compra de material militar a Israel fortalece el modelo militar y securitario del país”, abunda el informe del Centre Delàs. “Y contribuye a mantener la ocupación, que Israel hace económicamente viable con la venta de sus productos militares “probados en combate””. Comprar material a Israel también contribuye a que los productos que se quedan en el país hebreo tengan un coste unitario más bajo.
El país también utiliza su influencia en el mercado global de defensa para fortalecer su diplomacia. El último caso se dio cuando el presidente de Colombia, Gustavo Petro, rechazó calificar de terrorismo el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre. Automáticamente, Israel suspendió las ventas al país sudamericano de cualquier material de Defensa y de seguridad, que el país utiliza para luchar contra los cárteles de la droga y grupos rebeldes.