Pero, ¿qué más quieren? ¿Aún exigen más cambios? ¿Son ellas las que ponen y quitan al entrenador? ¿Y quieren cobrar lo mismo que ellos? ¿Pero cuánta gente va a verlas al campo, 200 personas?... Se suceden las cansinas preguntas de siempre en estos días en torno a las campeonas del mundo. Sorprende como, en lugar de elogiar su valentía, mucha gente cuestiona e incluso critica que las futbolistas hayan hecho tambalear los cimientos de una institución tan casposa como la Federación Española. Han levantado la alfombra que ha destapado muchas miserias y, si bien en el resto del mundo se han convertido en unas heroínas, aquí todavía arrugamos la nariz.
Seguir leyendo...