Para mal del presidente Joseph Biden, prácticamente desde que asumió la Presidencia, la frontera México-Estados Unidos ha estado en crisis.
Simplemente al darle un tono más humano que Donald Trump a sus discursos y a su actitud ante los migrantes, provocó que empezaran a aumentar los flujos en nuestra frontera común. Los traficantes de personas crearon la narrativa: “Se aflojó la frontera, vámonos para el norte”.
Es importante decir que la dureza de Trump no los detuvo. En 2019, hubo cerca de 900 mil detenciones por la Patrulla Fronteriza. El covid bajó los flujos, pero en 2022, segundo año de gobierno de Biden, se rompieron todos los récords: 2.2 millones de detenciones en nuestra frontera común.
Este año, se teme, el flujo de migrantes puede ser aún mayor. De ser así, será devastador para los intentos de reelección del octogenario demócrata.
La narrativa republicana en contra de Biden es impecable: es incapaz de cuidar nuestras fronteras, por eso necesitamos al señor de la “bella y hermosa” pared para impedir que nuestro país se sigua llenado de delincuentes y de fentanilo. ¡Urge que regrese Donald Trump!
Estados Unidos experimenta una polarización política sin precedente. La propia democracia está en peligro. Y la migración está al centro de esa polarización y guerras culturales entre republicanos-conservadores-antiinmigrantes y demócratas-liberales-promigrantes.
Buena parte del siglo pasado, e incluso durante los ocho años de la presidencia de George W. Bush (2000-2008), el Partido Republicano era básicamente promigrante. Se alineaba con los empresarios, quienes requerían mano de obra sin calificación como la del inmigrante mexicano. El propio W. Bush se autodesignó “conservador compasivo” en términos migratorios.
Sin embargo, en 2008 la plataforma republicana se decantó por su posición antimigrante y perdieron dos elecciones presidenciales consecutivas a manos de Barack Obama, un candidato promigrante.
A finales de 2012 y al arrancar 2013, el Partido Republicano decidió realizar una autorreflexión. ¿Cómo evitar volver a quedar fuera de la Casa Blanca una tercera ocasión?
Bajo el liderazgo de Reince Priebus, quien a la postre fue el primer jefe de Oficina de la Casa Blanca de Donald Trump, los republicanos llegaron a un consenso: no podemos estar de espaldas al futuro demográfico. Las poblaciones que más crecen son las minorías latina y asiática, de manera que tenemos que volver a la causa promigración.
Ahora bien, algunos ideólogos republicanos no compraron la idea.
En lo que sería un encuentro histórico al arrancar 2013, el director de Breitbart News, una página web de extrema derecha, Steve Bannon, quien llegó a comandar la campaña de Trump para la Presidencia en 2016 y quien fuera su primer director de estrategia política en la Casa Blanca, invitó a su casa, en la Colina del Capitolio, a dos republicanos que destacaban por su celo antiinmigrante: Jeff Sessions, senador por Alabama y a la postre el primer procurador de Justica de Trump, y a Steven Miller, director legislativo de Sessions y a la postre el principal discursólogo de Trump.
En esa cena, Bannon convenció a Sessions y Miller que el Partido Republicano debería hacer justamente lo contrario. Irse más duro y sin tapujos en contra de la migración. De esa manera, la base republicana resentida con la globalización y automatización de las fábricas se sentiría beneficiada. Lo que Bannon les vendió no fue otra cosa que la actual ideología republicana: nacionalismo populista y racista.
Dos años más tarde, cuando surge Trump como un candidato antiinmigrante, Bannon, Sessions y Miller corrieron a abrazarlo. Fueron clave en que llegara a la Presidencia y desde luego se cercioraron que fuera el presidente más antimigración de la historia reciente del país vecino.
Más aún, Bannon y sus invitados utilizaron a Trump para cementar en el Partido Republicano una agenda antimigrante con tintes racistas.
Hoy todos los precandidatos republicanos siguen los preceptos antimigratorios de Trump.
Como pudimos observar en el segundo debate de los aspirantes republicanos acontecido el miércoles pasado en California, el tema que más calentó a los precandidatos fue el migratorio y, en especial, la debilidad de Biden en proteger la frontera con México.
En la campaña presidencial que se aproxima de 2024, Biden y su errática política migratoria serán, una y otra vez, escarnio republicano. México, nuestra frontera común y los migrantes serán una vez más la piñata política de ese partido.