Hemos llegado a esa época del año donde se empiezan a presentar las iniciativas y propuestas de las leyes y disposiciones de carácter fiscal que entrarán en vigencia el próximo año. Algunos organismos han hecho un llamado para hacer notar que algunas deducciones establecidas en la Ley del Impuesto sobre la Renta no se han actualizado a lo largo del tiempo. Esto significa que, al considerar la inflación, la deducción en términos reales ha disminuido considerablemente y, en algunos casos, se aparta de la realidad. Un ejemplo de lo anterior es la deducción de automóviles, que ha permanecido en la cantidad de $175,000.00 pesos desde el año 2007.
En esta ocasión, estimado lector, comentaremos qué sucedería si la autoridad cambia de paradigma y en lugar de limitar las deducciones, las fomenta.
Partamos del principio de que a nadie le entusiasma pagar impuestos. No le sorprenderá si pregunta a 100 mexicanos si les gusta pagar impuestos y recibe 102 respuestas con un rotundo NO. Otro punto importante a considerar es que después de realizar una compra el proceso de obtener Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI) en muchos comercios es una tarea que implica paciencia, tiempo y en ocasiones ciertos conocimientos tecnológicos. Este proceso puede resultar complicado y desalentar la intención de solicitar el CFDI.
El CFDI no solo es el elemento esencial para que el contribuyente pueda efectuar una deducción sino también para que la autoridad realice actividades de fiscalización. Cuando un contribuyente solicita una factura al adquirir un bien o servicio se convierte en “empleado” de la autoridad fiscal ya que ayuda a fiscalizar al comercio con el que se interactúa. Ayuda a la autoridad a poder identificar y rastrear los ingresos del contribuyente que emitió el CFDI. Por eso, debería estar dentro de las prioridades de la autoridad fiscal el eliminar las barreras, pretextos, o como quiera usted llamarles, para la emisión de los CFDI por parte de los contribuyentes. Así mismo debería incentivar su uso.
Cuando el contribuyente sabe que el pago de impuestos es como cuando en el juego de la pirinola cae “todos ponen” y no le queda más que “flojito y cooperando”; estamos hablando de la recaudación primaria, que involucra un pago voluntario y espontáneo. En cambio, cuando la autoridad, le toca la puerta al contribuyente y le dice: “cámara, ya te la sabes……” para que pague, estamos hablando de la recaudación secundaria, donde el pago se realizó “voluntariamente a fuerzas”.
Como se imaginará desde los ojos de la autoridad cuesta más la recaudación secundaria que la primaria. Por lo que no se requiere mucha ciencia para concluir que es conveniente dedicar esfuerzos y recursos a incentivar y mejorar la recaudación primaria. Una de las alternativas como ya lo mencioné es incentivar el uso del CFDI, por ejemplo, considerando límites de deducción que vayan más adecuados a la realidad económica que hoy vivimos, en conceptos como: automóviles, gastos de viaje, colegiaturas, entre otros. Ya que los límites actuales no han sido actualizados en algunos casos por más de diez años. El poder efectuar la deducción por un monto mayor seguramente será relevante para que los contribuyentes emprendan la acción de solicitar el CFDI respectivo y venzan las barreras a las que se enfrentan al solicitarlo.
Al contar con una mayor cantidad de CFDI de actividades/operaciones que antes no tenía, la autoridad puede enriquecer sus análisis y procesos para identificar y monitorear el comportamiento de los contribuyentes. Además, es probable que se incremente la recaudación de ciertas actividades. De no incrementarse la recaudación, la nueva información que la autoridad poseerá, hará más evidente las malas prácticas que algunos contribuyentes emplean para disminuir su carga fiscal, en caso de que lo hagan.
También podemos decir que al incrementar las deducciones habrá casos de contribuyentes que ahora estén “motivados” a iniciar a contribuir a la recaudación primaria o incrementar lo ya aportado. Sin embargo, también habrá casos de contribuyentes que al momento de incrementarse las deducciones paguen menos impuestos. Esto último podría ser un costo importante para la autoridad. Sin embargo, considero que “el as bajo la manga” de la autoridad es su factor de eficiencia recaudatoria. Me refiero a cuanto recauda por cada peso que invierte en actos de fiscalización. Según el Informe Tributario y de Gestión del Segundo Trimestre de 2023, por cada peso investido en fiscalización se recuperaron $212.90 pesos, mientras que hace 10 años se recuperaban $43.30 pesos.
Lo anterior permitiría que se incremente el número de contribuyentes que formen parte de la recaudación primaria y así el SAT pueda concentrar de una mejor manera sus esfuerzos en la recaudación secundaria.
Esperemos la autoridad analice nuevamente el paradigma de las deducciones y comprenda que no todo lo que se resta disminuye, ya que sabiendo usar la información, una deducción puede incrementar la recaudación. De no hacerlo, aquella frase atribuida a Albert Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes” se convertirá en el estigma de la autoridad fiscal.
Mail: huorsa@ortizgarza.com.mx