Después de mucha polémica, el año pasado se jugó una liga conclusiva de la temporada cubana de béisbol con más incertidumbres que certezas. Tenía, además, un nombre de talla XXL para un cuerpo S.
Sucedió lo que la mayoría predijo: poco espectáculo y un torneo que tampoco dejó saldos cualitativos como los que se aspira para una liga, y si es de apellido Élite, más.
¿Qué hacer ahora? A mi modo de ver hay tres opciones: se mantiene la misma fórmula, regresar a alguna que asegure atraer público a las gradas o cancelar la Liga hasta que haya condiciones para ejecutarla con un modelo de gestión que garantice espectáculo y calidad en un mismo torneo.
A estas alturas de la Serie Nacional los jugadores deberían saber ya a qué atenerse, cuál es su probable futuro, y con esa preocupación seguro que las autoridades deportivas han de estar valorando qué hacer para informar a la mayor celeridad posible.
En lo particular, el formato pasado nunca me pareció con muchas oportunidades de trascender. Los tiempos en que varias provincias se integraban sinérgicamente para conformar un equipo no se corresponden con las realidades organizativas del país hoy.
Sin un soporte logístico capaz de asegurar centralmente un evento de esa envergadura, la falta de articulación de voluntades entre los territorios iba a pasar factura al proyecto. Tampoco el torneo caló en las aficiones, que vinieron a expresarse con mayor fuerza en la final.
A partir de esos argumentos, creo que sería bueno repensar la liga. La alternativa de cancelarla tampoco me parece sensata en un momento tan complejo para el béisbol cubano, que lo que más demanda es juego y juego.
Queda la opción del formato de los seis primeros equipos de la Serie Nacional reforzados. Esa variante garantizó afición, espectáculo e identidad territorial. Lo del aumento de la calidad respecto al campeonato nacional siempre va a estar asegurado con cualquier opción que reduzca cantidad de conjuntos.
Pero no creo que amerite llamarse Liga Élite. Reservemos ese nombre (y sin el apellido) para cuando se pueda efectuar un torneo invernal gestionado económicamente a partir de un esquema que no dependa tanto de las asignaciones estatales y centrales.
En el escenario actual, lo mejor sería un solo campeonato en dos etapas, como era antes. Una fase inicial sin refuerzos e incluso puede tener su premiación, y otro con los blindajes. Una suerte de torneo de Apertura y Clausura.
No me parece que sea muy saludable ni serio una liga en que los equipos participantes puedan ser diferentes todos los años.
A fin de cuentas, no es oficial, pero ya se filtró que Cuba no será invitada a la Serie del Caribe de 2024 en Miami. Así que no hay urgencias para presentar un representante en ese certamen.
