Si mi hija aborta a los 16 y además sin consultármelo yo habría fracasado como padre. Mi hija no es del Estado. Mi hija es mía. Y todo lo que hace es mi responsabilidad y fruto de mi educación y no me puedo esconder como una rata tras la legislación vigente. Esta ley es mezquina y por motivos mezquinos. Pero las familias más conservadoras, y las que más se quejan de Sánchez y de Podemos, son las que menos educan a sus hijos y es una rendición, y la asunción de su derrota, exigir al Estado que ponga orden donde ellas no tuvieron ni la devoción ni la ternura de ponerlo. ¿De qué edad abortiva te quejas si en la edad en que tenías que estar tu hija iba en autobús al colegio y de regreso la recogía una criada que le daba la merienda y la cena y la ponía a dormir mucho antes de que tú volvieras a casa? No me extraña que pienses que tiene que ser el Estado quien obligue a tu hija a explicarte que va a abortar, porque si ella tratara de hacerlo no tendrías tiempo para atenderla, tal como no lo tuviste para educarla cuando era una niña. ¿Cuántos pañales cambiaste? ¿Cuántas veces te levantaste en la noche para darle el biberón? No es culpa del Estado que tu hija no esté acostumbrada a hablar contigo. Si de verdad necesitas que sea el Estado quien tenga que forzar una conversación, y de un asunto tan crucial, por lo menos ten la vergüenza de no alardear, porque es espantoso el ridículo que haces. ¿Cuándo escuchaste a tu hija? ¿Cuándo te interesó su vida? ¿Cuándo te anticipaste a sus problemas y hablaste con ella para prevenirla del abismo que ella aún no veía? ¿Cuándo pudo tener la sensación de que eras su principal sistema de afirmación y no un concepto espectral o burocrático? Si no quieres que tu hija aborte no te quejes al Gobierno. Sé padre. Cada día. Existe en la vida de tu hija. Haz que tu hija sea el centro de la tuya. Es desesperante el cinismo con que el aborto se usa como arma arrojadiza en España. Los aspavientos de la derecha son una burla a su trayectoria sobre todo en los tiempos que sólo las familias ricas podían costearse el oneroso viaje a Londres. Y también porque sólo la derecha era y es suficientemente hipócrita como para severamente exigir unos estándares en público y hacer en privado absolutamente lo contrario. Es nuestro 'trademark'. La izquierda se queja, nosotros nos escandalizamos. Es la misma farsa, aunque nosotros tenemos más clase. Convertir una tragedia como el aborto en un derecho ideológico es fanatismo ciego. Pero ningún padre serio puede usar al Estado de excusa. No hagas de padre. Sé padre. No le exijas al Estado que obligue a tu hija a consultarte, exígete a ti mismo una relación permanente, inteligente, afectuosa con ella y que nadie tenga que explicarle que eres su primera y última línea de defensa. Ser padre no es ir a manifestaciones. Ser padre es amar, educar, proteger. Y hacer que se cumpla en nuestros hijos la promesa de Dios de un mundo mejor.