"Esto es un hito histórico, no se había hecho en la vida" aseguraba orgulloso uno de los representantes del movimiento asociativo de Latina después de haber recorrido junto a cientos de sus vecinos más de dos kilómetros de la A-5. Acababa de terminar una protesta con la que los habitantes de esta zona de Madrid quieren marcar el principio del fin para la brecha urbana que desde hace décadas parte su barrio.
Lo empezaron a hacer este domingo con una imagen insólita, la de cientos de vecinos con pancartas pidiendo soluciones y tomando varios carriles de la carretera de Extremadura, como respuesta a décadas de padecer el tráfico, la contaminación y el ruido de la última autovía urbana de entrada a la capital, cuyo final no ven cerca. "Pedimos que el Ayuntamiento cumpla sus compromisos, basta ya de palabrería", aseguraban las asociaciones vecinales -convocantes de la protesta- en su manifiesto final, recordando que el proyecto de soterramiento prometido por Almeida hace cuatro años "no se ha iniciado y no se ha compartido".
"No podemos vivir con contaminación acústica a todas horas, con contaminación atmosférica que daña nuestra salud", reclamaba el comunicado. "No podemos vivir con una frontera que separa barrios", añadía antes de lanzar un recordatorio a los políticos municipales, algunos de los cuales les acompañaban en sus reivindicaciones: "Estamos cansados de que se nos considere ciudadanía de segunda y que se utilicen nuestras necesidades como propaganda en las campañas".
La marcha estaba apoyada por todos los partidos de la izquierda, desde Más Madrid a Podemos, pasando por IU o el PSOE. Este último aprovechó para fijar su posición sobre el problema de la A-5, que todavía no había comunicado públicamente. Reyes Maroto, ministra de Industria y candidata socialista a la alcaldía de Madrid, aseguró que impulsaría el soterramiento de la carretera, aunque sin dar detalles de su solución, que desarrollaría ofreciendo "diálogo con los vecinos", explicó antes del inicio de la marcha. "Nos comprometernos con el soterramiento", añadió.
Bajo el lema de Soluciones ya, la marcha comenzaba pasado el mediodía junto a la estación de Metro de Batán y enfilaba hacia la carretera de Extremadura, donde irrumpía unos minutos después. Debido a la gran afluencia de personas -unos dos millares, según cálculos efectuados por Somos Madrid- la Policía Municipal cortaba el tráfico en tres de sus cuatro carriles de salida y, por vez primera, las personas ocupaban más espacio en la carretera que los vehículos rodados. "La gente por arriba, los coches por abajo", era uno de los cánticos que se escuchaba.
La gran mayoría de los asistentes habían acudido a la convocatoria a pie: la protesta se había movido por las redes vecinales desde hacía unos días y lo convocaban las asociaciones de Batán, Lucero, Campamento y otros barrios del distrito de latina. También acudías familias de los dos colegios de la zona, cuyos alumnos respiran cada día el humo del numeroso tráfico que entra a la capital por la autovía.
"Están las aulas pegaditas a los coches" recalcaban Victoria y Marisol, dos vecinas con vistas a la carretera y al ruido, cuyas hijas estudiaron en el Lourdes. "No queremos entrar en política, lo que queremos es que nos soterren la autovía", responden cuando se les pregunta por lo que opinan sobre las diferentes opciones propuestas por los partidos. "Se han gastado muchos millones en hacer el proyecto, que ya están pagados, y aquí no se ha visto la obra". También repiten una queja constante entre los vecinos: para cruzar necesitan atravesar unos pasos subterráneos "en los que pasa de todo", sin querer dar más detalles.
El rechazo a los partidismos era otra de las premisas de las familias del colegio público Bolivia, en Batán. Sus quejas se centran en el aislamiento del barrio, además de la polución: "Tenemos unos problemas de contaminación brutales, con aire mucho peor que en otras zonas de Madrid, un ruido infernal para los que viven al lado de la carretera, una temperatura altísima en verano y unos túneles insalubres e inseguros que tienen que cruzar los niños todos los días", lamentaba durante la marcha Pilar, presidenta del AMPA del centro.
"La carretera de Extremadura nos parte el barrio en dos. Para ir al centro de salud tenemos que cruzar, también para ir al supermercado o al polideportivo... somos una especie de isla a la que nadie hace caso, rodeada de coches, el Ayuntamiento nos tiene completamente olvidados", añade a la vez que acusa al consistorio de haber mentido a los vecinos con sus propuestas de soluciones.
La manifestación finalizaba dos horas más tarde, en la plaza dedicada a Muelle, el grafitero más famoso del barrio. Allí se leía el manifiesto final y los líderes vecinales advertían a los asistentes que guardaran las pancartas, pero con intención de volver a sacarlas dentro de poco. "Vamos a repetir. Hoy es un impulso para seguir luchando. Seguiremos".