Neymar igualó a
Pelé como máximo goleador de la historia de la selección brasileña con
77 goles. Tenía que ser su golazo en la prórroga histórico. Esperó
Neymar hasta el minuto 105 de partido, dejando que se consumieran los minutos sin expresar ese fútbol maravilloso que acostumbra a enseñar el brasileño de Santos. Podría hasta haberlo cambiado
Tite pero eso sería herejía. Siempre ha de estar Neymar en el terreno de juego porque en un instante demuestra que sólo un crack, un super crack, es capaz de regatear en el área al portero para marcar el gol así. Es igual que en la prórroga flaqueen las fuerzas porque con
Neymar hablamos de talento, de instinto, de futbolista de época. Verle sonreír después de marcar ese golazo que desató la locura en la grada era un regalo para la
Copa del Mundo. Le gusta aguantar la bola a Ney, ser protagonista. Puede ser que ante
Croacia hasta abusara de ese fútbol algunas veces individualista.
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