La guerra en Ucrania vuelve a librarse en el terreno de la alimentación, tras conocerse este sábado que Rusia suspendía su participación en el acuerdo para la exportación de cereales ucranianos a través de los puertos del Mar Negro. El motivo aducido por el Ministerio de Defensa ruso fue «el ataque » contra su flota en el puerto de Sebastopol (Crimea). Tal y como sucedió al inicio del conflicto, durante los pasados meses de febrero y marzo, cunde la preocupación en los mercados internacionales por este cerrojazo a la 'despensa' ucraniana. En los parqués, ya están reaccionando: Los futuros de trigo , que cotizan en Estados Unidos, ya se disparan más de un 6% mientras que la cotización de los de maíz escalan un 2,5% de los de maíz. ¿Y España? Este volátil escenario ha dejado varados a más de 100 barcos en el Mar de Mármara (Turquía) a puertas del Mar Negro , muchos de ellos cargados de cereales con destino a Europa y, concretamente, a España. Esto puede tener consecuencias sobre la alimentación animal . En concreto, según el último dato del Ministerio de Agricultura, lo s ganaderos ya pagaban por los piensos un 37,71% más en julio de este año respecto al ejercicio anterior . Además puede cebar a una inflación desbocada: solo los precios de los alimentos ya han sufrido un alza del 10,8% entre enero y septiembre por un 14,4% respecto a hace un año. Tampoco ayuda que la cosecha de cereales se venga estimando menor de lo previsto. En una segunda estimación, de julio, Cooperativas Agroalimentarias calculaba esta en 18,15 millones de toneladas . Lo que supone un 23% menos respecto a la media de los últimos tres años. Solo en trigo blando las proyecciones de las cooperativas era de 5,1 millones de toneladas, en cebada 6,6 millones, en maíz 3,8 millones y en trigo duro 668.120 toneladas, entre otras estimaciones. "No son buenas noticias" Desde la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos (Cesfac), su director general Jorge de Saja han optado por la prudencia: «Hasta que no sepamos si va a haber suministro, n o podemos determinar el impacto: si cortan en seco será negativo, sino el daño será muy pequeño o no lo habrá« . Otro dato inquietante: España ha sido uno de los países que más han comprado a Ucrania beneficiándose del acuerdo roto por Rusia. Por su parte, la coordinadora del 'Informe Sectorial Agroalimentario' elaborado por Caixabank Research Judith Montoriol, ha reconocido que "no son buenas noticias ya que teníamos un problema a nivel global de que hubiera una hambruna". Preguntada por el posible impacto en España, esta experta ha apuntado que será en precios y valora como "reducido" el riesgo de desabastecimiento . "Veremos si en los próximos días se genera más volatilidad o no en los mercados. Es muy pronto para analizar. Hay que esperar unos días a que el mercado lo digiera", ha matizado. Al respecto, Montoriol ha recordado que "hay ajustes en frontera" por la Política Agraria Común (PAC) y que los precios son menos volátiles aunque no descarta que tenga consecuencias sobre los costes de alimentación para el ganado y, a la postre, alimente la inflación en la alimentación. Importación de cereales En este sentido, De Saja ha recordado que «España no es ni será nunca autosuficiente, aunque es una potencia en exportación: Con una cosecha nacional récord podemos llegar a cubrir un 60% de las necesidades ganadería pero el 40% de los cereales y oleaginosas aproximadamente deben venir de Europa o terceros países«. Tras un primer trimestre de este año, en que el cierre de la 'despensa' ucraniana hizo sudar tinta al sector de la alimentación animal. Una situación límite que se logró salvar con la diversificación de las fuentes de suministro , a través de sendas medidas: el permiso para plantar cereal, sobre todo maíz y girasol, en el tierras de barbecho aprobada por Bruselas a instancias de España y, sobre todo, el esfuerzo por encontrar otra fuentes de suministro flexibilizando los requisitos medioambientales, a través de Estados Unidos, Brasil y Argentina. Un déficit de 13.600 millones de euros en cereales El Ministerio de Agricultura, según recogía en un reciente estudio Caixabank Research, estima en 13.600 millones de euros el déficit comercial en cereales (exportaciones menos importaciones) durante la campaña 2021-2022 y situaba el grado de autosuficiencia en el 64% (ratio producción sobre consumo nacional) inferior en un 4% al del periodo 2020-2021. El caso más sangrante es el del maíz, del que un 30% de las importaciones provinieron de Ucrania y del que se tuvo que importar hasta 8.280 toneladas en 2021-2022 con apenas un 34% de grado de autosuficiencia. En la actualidad, aunque ya se cuentan con las producciones locales, en palabras de Jorge de Saja estas han sido «muy decepcionantes» y en Europa ha habido para todos los gustos incluido el mal comportamiento de países vecinos como Portugal. España, un buen cliente del cereal ucraniano El 'supermercado' ucraniano ha tenido en España un excelente cliente, ha apuntado el representante de Cesfac, que habla de « compras masivas« en los últimos meses y que ha estimado en «más de 1,5 millones de toneladas de cereales y oleaginosas ucranianas». Un suministro que, al ser por barco, se recibe con cierto retraso y al que tampoco ha ayudado los problemas laborales que padecen los operadores del puerto de Tarragona (Cataluña) en los últimos meses. Hasta el 12 de septiembre, estiman en Agricultura, salieron de Ucrania 2,7 millones de toneladas de maíz, trigo, cebada y otros productos hacia diferentes mercados internacionales. Ya entonces se calculaba que un 10% de la producción estaba bloqueada.