El 11 de junio de 2019, Korinna Vivas observó, junto a su familia, el sobrevuelo de un artefacto volador con apariencia robótica, en un terreno con vegetación, ubicado detrás del estacionamiento del edificio donde reside, en la Gran Caracas.
“Todo ocurre alrededor de las 5:30 pm, en Colinas de Bello Monte, cuando mi mamá me llama para decirme que vaya rápido a la casa a ver un perro robot que estaba cayendo del cielo”, rememoró. Dijo que, al llegar, constató que lo descrito por su madre coincidía con lo que ella pudo ver.
“Efectivamente, parecía un perro robot, pero tenía unas luces azules en lo que supuestamente era su cara, que simulaban una especie de pantalla”, detalló. Tras permanecer suspendido en el aire por unos 45 minutos, el objeto se movilizó, pero “se podía apreciar que estaba examinando el área”.
Así se mantuvo hasta las 6:30 pm, cuando pasó por la calle de arriba una ambulancia con la sirena encendida, lo que, a su juicio, aparentemente lo indujo a cambiar de forma. “Ya no era un perro, sino un robot con dos extremidades, como si fueran sus brazos, y muchísimo más grande”, relató.
Tanto Korinna, como sus padres y algunos vecinos que también observaban, gritaron de la impresión. Incluso, alegó que alguien alumbró al artefacto con una linterna, pensando que eso lo ahuyentaría, pero este no respondía ante sus intentos de disuasión.
Manifestó que, al cabo de unos 10 minutos, el OVNI “redujo nuevamente su tamaño y empezó a moverse en forma ovalada, hasta desaparecer”, pero mientras esto ocurría, se escuchaba un sonido vibrante, similar al que produce un enjambre de abejas, que fue disminuyendo progresivamente.
Para la testigo resulta llamativo el hecho de que, aun cuando pudieron tomar varias fotografías, todas hayan salido borrosas y que, el resto de los vecinos no escuchara la algarabía que se produjo. Además, refiere que, estuvo monitoreando el espacio hasta las 11 pm, y sospechosamente “durante esas horas no entró ni salió nadie del estacionamiento”.