Ahora la relación familiar se ha deteriorado un pelín y la realidad es la que es: Mathias (Guinea, 1990) está en prisión provisional acusado de extorsionar a su hermano Paul Pogba (Francia, 1993), el millonario futbolista de la Juventus de Turín. Sin embargo, hace tres años, cuando se supone que había paz y amor, Mathias fichó por el CD Manchego Ciudad Real y todo el mundo dio por hecho que aquello era la avanzadilla al aterrizaje del hermano pequeño en el Real Madrid. Tan claro lo vio Josep Pedrerol, siempre al acecho de la exclusiva, que enseguida reclutó a Mathias como tertuliano para su programa televisivo 'El Chiringuito de Jugones'. Esta es la historia en tres actos de un fichaje que se anunció como (casi) galáctico, provocó sonrojo en el vestuario y acabó en huida a los cinco meses. Primer acto: la llegada A finales de julio de 2019, Mathias era un delantero próximo a los 29 años con experiencia en ligas menores de Francia, Gales, Inglaterra, Italia, Escocia y Países Bajos, además de un breve paso por la cantera del Celta de Vigo. Un representante ofreció al jugador al entonces entrenador Sergio Inclán y este se lo comentó a la directiva del Manchego, perdido en las profundidades de Tercera división, que vio en el fichaje «una operación de marketing» y la posibilidad de lograr un dinero extra que necesitaban a espuertas. «A nosotros, en principio, nos sorprendió. Nos dijeron que venía porque el hermano iba a fichar por el Real Madrid y para estar cerca de él. Luego resulta que ni con el hermano tenía una relación muy allá. El club quería utilizarlo para captar socios y vender camisetas, pero nada de eso ocurrió», recuerda una voz autorizada en ese vestuario. En cambio, fuentes conocedoras de la operación la defienden: «La gente piensa que ganaba un dineral y no, ganaba muy poco. El club se llevaba un porcentaje de los ingresos de 'El Chiringuito' y encima al patrocinador le sacaron más pasta». Segundo acto: el desempeño El debut se produjo en la segunda jornada, en un empate a cero en casa contra el Calvo Sotelo de Puertollano. Por supuesto, las cámaras de televisión estuvieron presentes. Mathias no deslumbró y hay unanimidad en que su estado físico tampoco era el ideal. «Había sufrido una lesión grave, la rotura del tendón de Aquiles, había estado mucho tiempo parado y estaba fuera de forma», explican algunos. «Parecía un boxeador. Pesaría 110 kilos y no hacía un desmarque de más de 20 metros», apuntan otros con menos indulgencia. «El club nos lo vendió como un futbolista referente que nos iba a dar mucho. Que tenía ofertas de Segunda e incluso Primera división, pero que venía a Ciudad Real porque quería jugar. Yo pensé: 'Si siendo hermano de quién es, acaba en Tercera, es que muy bueno no puede ser'. Era un futbolista que podía ser aprovechable cuando estabas embotellando al rival y para los últimos minutos, porque era muy grande y podía dejar balones muertos. También nos enteramos de que tenía que jugar por contrato y de que le tenían que pagar más si no lo hacía», relata uno de sus excompañeros. Esto último es negado tajantemente por el entorno del entrenador: «Eso es mentira». Y describen al delantero como «un jugador de área, con un buen remate tanto con la cabeza como con los pies», que vino al Manchego «a recuperar su nivel». Tercer acto: la huida Los partidos pasaban, el equipo azulón se descolgó pronto de la parte alta de la clasificación y Mathias no marcaba diferencias. En el vestuario «tenía un círculo muy pequeño. Iba como de figurita y siempre le pasaba algo: que si tenía que ir a 'El Chiringuito', que si a una entrevista de no se qué, cuando había físico no entrenaba porque se sobrecargaba...», insisten. La situación era «insostenible y tóxica», ya que «había un agravio comparativo con otros futbolistas», añaden las misma fuentes, que remachan: «En la grada hubo runrún desde el segundo o tercer partido. La gente no es tonta. Puedes engañar todo lo que quieras en las redes sociales, pero el césped te pone en tu sitio». Sin embargo, otras voces autorizadas consideran que «el chico era profesional. En cuanto a actitud, implicación o compromiso, no tengo nada que achacarle. Puso todos los medios para tratar de ponerse en forma». Y aseguran que el dinero (más bien su ausencia) fue la causa de la huida: «Cuando ganamos al Toledo y parecía que arrancábamos, aparecieron los problemas económicos y eso generó frustración. Se desilusionó porque sólo cobró un mes y pico, jugó el último partido antes de las Navidades y ya no quiso volver». Mathias disputó 15 partidos con el Manchego y anotó dos goles (uno al CD Toledo y otro al Almagro). De Ciudad Real saltó al Lorca y al Racing Murcia, y el año pasado emigró a Eslovenia para luego regresar a Francia. Ahora está en la cárcel por supuestamente tener a su hermano Paul como fuente de ingresos y amenazarlo y exigirle 13 millones de euros cuando el futbolista de la 'Juve' quiso cerrar el grifo a él y a otros amigos de la infancia.