En el Verano 2013 brincó, festejó y lloró como todos los aficionados del Cartaginés que perdieron la final ante Herediano. Por su mente nunca pasaba que nueve años después estaría al frente del equipo como gerente general, pero le tocó a Leonardo Vargas Masís. Es ingeniero civil de profesión, de fútbol solo sabía lo que cualquier otro fanático y le tocó llevarse muchísimos golpes al llegar a un puesto de un equipo que estaba quebrado.
¡Es real, grítelo a toda voz: Cartaginés campeón!
En su carrera de aprendizaje hasta pensó en renunciar, no una, ni dos, sino tres o cuatro veces. Sin embargo, su padre, Leonardo Vargas Monge, presidente de los brumosos, nunca lo dejó marcharse y tras aprender de sus errores, el jóven gerente de 30 años armó el plantel que salió campeón y que terminó con los 81 años del conjunto de la Vieja Metrópoli sin ser campeones. Lo demás, es historia.
Son muchas emociones y pensamientos que se me vienen a la mente. Cuando llegamos al Cartaginés en el 2019 y asumimos la situación del equipo nuestro objetivo siempre fue llegar a lo que logramos, llevar al Cartaginés donde se merece. Nos ha costado estar ahí y hay un sentimiento de satisfacción. Es un premio al esfuerzo, a la dedicación y al sufrimiento que hemos tenido. Al final de cuentas estamos agradecidos con este Cartaginés, con los jugadores, la afición y el cuerpo técnico que nos han respaldado.
”La posición en la que estamos es difícil de entender desde afuera, pero estamos satisfechos y contentos”.
Después de los partidos uno se convierte en aficionado, cuesta mantener la calma, pero es que uno es un gran seguidor de este equipo y por momentos se le va la mano. Han sido días de mucho trabajo, de hacer demasiado y dormir muy, pero muy poco. Se maneja mucho estrés y se está tan ocupado que el tiempo pasa y uno no se da cuenta, pero al final todo es satisfacción.
Hablaba con algunos compañeros del equipo que hace nueve años viví la final en la gradería oeste del Fello Meza gritando y brincando en la final contra Herediano y luego de tanto tiempo la vida me puso al frente de esto con mi papá y mi familia. Es una gran emoción, apenas tengo 30 años y para este puesto soy joven.
”Mi papá y yo llegamos a esto sin saber nada del mundo del fútbol, no teníamos ni idea de cómo se manejaba esta situación. Fue complicado llegar, empezar a llamar a jugadores, meterse en el tema de armar equipo, de los entrenamientos, los partidos y todo lo que conlleva. Gracias a Dios luego de tres años los partidos que me han tocado organizar han salido a la perfección, lo es un gran paso para lo que queremos”.
Los problemas acá no se acaban, es difícil, pero parte del secreto que tengo con mi papá es disfrutar de cada momento. Hemos aprendido, estamos acá por el amor que le tenemos al Cartaginés y no hay otro factor. Todos los pasos que damos son muy importantes para lo que visualizamos.
Con todos tengo muy buena relación y con la mayoría una amistad. Al principio pensaba que no estaba bien esto, pero es uno de los secretos de este grupo, porque además de compromiso, generamos una amistad y un gran respeto entre todos. Además, ellos me han enseñado muchísimo y cuando no tomo las mejores decisiones, ellos me respaldan y lo mismo hice con todos.
Esto que comentan es importante para mi. Llegué a este mundo del fútbol sin saber nada, me preparé un poco en la gerencia deportiva para que no me agarrara fuera de base, pero no me he detenido a pensar en lo que se logró. Con los días tal vez me de cuenta.
No he tenido el tiempo para hacerlo. Cuando termino con lo que hay que hacer en el Cartaginés le dedico tiempo a mi familia, porque después del club también tengo otro trabajo, así que me queda poco tiempo para compartir con los míos y pensar en lo que se ha hecho. Llevo el día a día y no dimensiono la magnitud de esto; tal vez lo pensé antes como aficionado, pero ahora no.
Es muy importante para uno todo lo que recibimos. El agradecimiento es mutuo, porque estamos acá por amor. Con todo lo que hemos vivido como empresa y como familia, no hay otra forma de estar acá si no es por amor.
”Nosotros no queremos figurar, no queremos ser reconocidos por nada, sino solo ser recordados como una familia que ama al Cartaginés y que desde que tengo recuerdos siempre hemos disfrutado, llorado y pasado muchas cosas con este club. El amor es infinito y más ahora que sabemos lo que es estar al frente del club”.
Sí, en realidad lo llegué a pensar tres o cuatro veces, pero el que nunca me dejó salirme y no caer en eso fue mi papá. Le decía que había fallado o fallamos en cierto fichaje y que viéramos otros caminos, pero me decía que no, que nosotros íbamos a seguir fuertes, que estábamos juntos en esto y que nadie nos iba a quitar la ilusión que teníamos. Menos aún luego de la situación en la que agarramos a este club, que nos quedamos solos y ese ha sido un gran aporte de mi papá, fuera de la relación de padre e hijo. Las veces que sentía que me hacía falta algo, él me decía que lo íbamos a lograr y que íbamos a sacar a este equipo de la situación en la que estábamos. Hoy en día somos un mejor equipo.
Por todo el trabajo que hemos tenido que hacer acá hemos tenido que retomar ciertas cosas de la empresa personal. Acá en el club tengo el espacio de tomar las decisiones, pero siempre converso con mi papá y es importante lo que él piensa. Igual, le agradezco mucho que me ha dado el espacio para decidir en pro de este Cartaginés.